viernes, 5 de noviembre de 2010

Costa Rica, ¿país sin ejército? ¡Qué va!

Por Isabel Soto Mayedo

Costa Rica es el único país latinoamericano sin ejército reconocido de manera oficial, pero la polémica ronda a sus fuerzas policiales desde hace décadas por la tendencia a la militarización exhibida de forma continua.


La desarticulación del cuerpo armado de la nación fue decretada el 1 de diciembre de 1948 y en su lugar quedó la Guardia Civil (GC), única encargada del orden y seguridad, según lo legitimado un año después en el artículo 12 de la Constitución de la República. Pero a partir de esa fecha, miles de policías ticos pasaron por diferentes campos de instrucción miliar en bases o instituciones establecidas en Panamá, Estados Unidos, Chile, Alemania, Taiwán, Corea del Sur, Israel y España, entre otros.

Varias fuentes reflejan que entre los más de 61.000 militares latinoamericanos preparados en la cuestionada Escuela de las Américas, en técnicas de combate, de comando, inteligencia militar, y de tortura, estuvieron también policías costarricenses.

Ese centro, creado en Panamá en 1946 y trasladado a Fort Benning, Georgia, en 1984, acogió a miles de becados del país centroamericano en todos estos años.

Agentes costarricenses participaron además en entrenamientos militares conjuntos, promovidos por el Departamento de Estado y el Pentágono de Estados Unidos, en diferentes coyunturas históricas y en particular, ante el ascenso de gobiernos progresistas y de las luchas populares en la región, en 2006, de acuerdo con el diario USA Today.

Mas, en un encuentro con el líder de la organización no gubernamental Observadores de la Escuela de las Américas, Roy Bourgeois, Oscar Arias prometió no enviar más alumnos al Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica, nombre adoptado por el centro en 2001.

El gobernante afirmó incluso que los policías costarricenses que estudiaban allí serían los últimos, pues no autorizaría el envío de más oficiales a Fort Benning.

Sin embargo, en noviembre de 2007, otra cosa puso al descubierto Diario Extra: el viceministro de la Presidencia y el titular de Seguridad, José Torres y Fernando Berrocal, respectivamente, visitaron la base militar con la intención de reactivar la capacitación de policías en la entidad.

Berrocal admitió entonces que su visita al Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica abrió la puerta a una “nueva era de cooperación conjunta en materia de seguridad entre los gobiernos de Costa Rica y Estados Unidos”.

Los ticos propusieron a las autoridades de la escuela crear “un programa fuerte de aprendizaje de la Fuerza Pública, que en un período de tres o cuatro años, más o menos 150 oficiales y suboficiales vengan a capacitarse”, al decir del ministro.

Torres coincidió en que buscaban una academia para preparar a sus policías en el combate al narcotráfico y el narcoterrorismo, por estar Costa Rica en la ruta utilizada para el traslado de drogas a Estados Unidos.

Pese a la insistencia en que los policías ticos sólo eran instruidos en la función de servicio público en el Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica, el desmentido llegó de boca de un coronel capacitado en el centro, Walter Navarro.

Entrevistado por Diario Extra, el 10 de noviembre de 2007, el ex director general de la Fuerza Pública aceptó haber intercambiado con policías de otros países en Fort Benning sobre operaciones antidrogas de alto riesgo y análisis de inteligencia de grupos narcoterroristas.

Para la ex vicepresidenta Laura Chinchilla, la decisión de suprimir el ejército como institución permanente creó un vacío en las funciones que éste desempeñaba en Costa Rica, las cuales tuvieron que ser asumidas por los cuerpos policiales.

La doble finalidad asumida por la institución policial, como policía de ciudad y de combate, dio lugar a la confusión entre las funciones de un cuerpo civil y las distintivas de la defensa nacional, desempeñadas tradicionalmente por el ejército.

Chinchilla, quien renunció a su cargo para aspirar a la presidencia por el gobernante Partido Liberación Nacional (PLN), reconoció que esta ambivalencia se resolvió a favor de las funciones de defensa nacional en lo que respecta al principal cuerpo policial, la GC.

Otro cuerpo de seguridad integrado con características militares es la Reserva de la Fuerza Pública, cuyos orígenes están relacionados con el conflicto armado de 1948, precisó, en La experiencia costarricense en el ámbito de la desmilitarización, publicado por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales- Chile, en julio de 2007.

La especialista en Ciencias Políticas recordó que tras la abolición del ejército, los militares engrosaron la GC y la entonces llamada Policía Militar recibió a un batallón del Ejército de Liberación Nacional. Esto planteó el problema de la continuidad de cuadros militares en funciones policiales, esquema repetido en otros países del área.

Órganos para-policiales y para-militares

El patrón militar que caracterizó a los cuerpos de policía de Costa Rica está probado en la formación recibida por sus efectivos, de naturaleza eminentemente militar y en base a manuales de la Escuela de las Américas, admitió Chinchilla.

Igual, en los recursos orientados a misiones militares en perjuicio de las demás funciones; en la estructura vertical, constituida por unidades policiales con personal que labora en horarios similares y concentrados; y la presencia policial desmesurada en zonas fronterizas para el cumplimiento de funciones ligadas a la seguridad nacional.

El intento de reformar el modelo a partir de los años 1990 dio pocos frutos. El historiador Vladimir de la Cruz concuerda en que sin ejército, se alimentó una tendencia militarista muy peligrosa en la capacitación de los cuerpos policiales creados.

Entre los aparatos represivos en Costa Rica pueden contarse además el Organismo de Investigación Judicial, el Departamento de Inteligencia y Seguridad, el Centro de Inteligencia y Control Antidrogas, la Policía Metropolitana, la Unidad de Prevención contra el Delito, y la Oficina de Control de Drogas.

La Guardia de Asistencia Rural, la Policía de Inmigración, la de Tránsito, la de Investigaciones Especiales, y la Unidad de Acción Inmediata, equipo conocido por su estilo parecido al del personaje cinematográfico Rambo, pueden añadirse a la lista.

En el inventario caben la Policía de Hacienda, la Municipal, los Comandos Norte y Sur, los Cuerpos de Guardafronteras y de Guardaparques Nacionales. También los de policía privados, movilizados en el ámbito de las protestas masivas contra el Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos, y denunciados por maltratos cometidos contra participantes en estas.

Contrario a lo que ocurre en la mayor parte de los países centroamericanos, donde los militares responden a una estructura central, cada ministerio controla su propia y respectiva fuerza. Esto redunda en una mayor libertad de acción de los agentes y en el mantenimiento casi permanente de los altos oficiales en sus puestos.

En La Barahunda de Costa Rica en Ginebra: Made in USA, Efraín Valverde y Patricio Aguilar, destacan que el 85 por ciento de la ayuda extranjera recibida por las fuerzas policiales proviene de Estados Unidos, por medio del Departamento de Defensa, de la Oficina de Narcóticos Internacionales del Departamento de Estado o de la Oficina para el Control de Drogas.

Miembros de organizaciones sociales coinciden en que en Costa Rica existe un verdadero ejército secreto y prueba de eso son las movilizaciones de tropas armadas en cada reedición del conflicto sobre la soberanía del río San Juan, disputada a Nicaragua.

Súmele a esto la existencia de agrupaciones con marcada tendencia paramilitar, la mayoría de las cuales están vinculadas a los aparatos del Estado y cuentan con el apoyo de importantes funcionarios en instituciones de primer orden.

Costa Rica tampoco escapó a la expansión del paramilitarismo por el subcontinente. Los medios de comunicación tradicionalmente ocultaron el asunto, pero la polémica resurgió en mayo de 2007, cuando estos cedieron espacio a grupos de cuestionable trayectoria como el Movimiento Costa Rica Libre (MCRL).

En el sitio http://www.nuevorden.net/m_37.html, miembros del movimiento admiten que “lo más parecido que los nacionalistas costarricenses hemos gozado como movimiento fascista o nacionalsocialista” es el MCRL.

“Cuando Costa Rica se adhiere al Consejo de Defensa Centroamericano para frenar la Revolución Cubana, un país sin ejército tuvo que crear a un grupo paramilitar, que en este caso fue el MCRL, la primera ONG del país”, recuerda el autor del artículo.

El MCRL era casi como el ejército costarricense: “tenía personal, hombres y mujeres, ferozmente entrenados en montañismo, manejo de armas, artes marciales, y todas las técnicas necesarias para combatir un revolución marxista”.

También “tenía gran cantidad de campos de entrenamiento, una excelente coyuntura paramilitar, un buen armamento y dominio del mismo. Eran casi, me atrevo a decir, la élite militar de Costa Rica”, enfatiza.

El grupo fundado por Edgar Cardona, los Pozuelo (de la cadena de galletas Pozuelo), los Uribe (de la de mercados Más X Menos) y los Federspiel (de las tiendas Universal), entre otros, en 1961, cimentó un “orgullo racial con conciencia social” en el territorio promovido como paraíso centroamericano.

Desde un principio, sus miembros combatieron al comunismo, cualquier manifestación contra el status quo en Costa Rica, y respaldaron acciones terroristas de la anticubana Alfa-66 y del guatemalteco Escuadrón de la Mano Blanca.

El extinto líder del MCRL, Bernal Urbina Pinto, reveló que este logró infiltrar algunos gremios como la Asociación de Conductores de Taxis Costarricenses y acaparó importantes puestos en algunos gobiernos.

Durante la presidencia de Luis Alberto Monge (1982-1986), un miembro del grupo paramilitar llegó a ministro de Seguridad, Benjamín Piza, y en la primera magistratura de Arias (1986-1990), seis altos funcionarios estaban afiliados a la banda, confirmó el historiador Oscar Aguilar Bulgarelli.

El más antiguo e influyente de los grupos paramilitares costarricenses cayó en la inactividad un tiempo, pero recuperó fuerzas en los años 1980 y en 2005 volvió a la palestra pública para batallar por la concreción del Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos (TLC).

Un MCRL renovado se manifestó favorable al acuerdo y convocó a su militancia a enfrentar a sus opositores, en correspondencia con los intereses de la administración del Premio Nobel de la Paz 1987, Oscar Arias.

Tal actitud es comprensible si se considera que el MCRL contó siempre con el beneplácito de Estados Unidos, cuya embajada sirvió de puente para la entrega de aportes a esta y otras agrupaciones paramilitares ticas. Pero también si reparamos en el origen de clase de sus artífices.

Medios de comunicación -en particular La Nación y La Prensa Libre- y grupos privilegiados dentro de las elites económicas y políticas del país, apoyaron las acciones de este ejército extraoficial, empeñado en “proteger la tierra de sus padres de las amenazas izquierdistas”.

Centroamérica posee un largo registro de vinculación entre paramilitares, gobiernos y fuerzas de seguridad, y Costa Rica no podía ser la excepción. La mayoría de los grupos paramilitares están integrados a la Reserva Nacional, concuerdan Efraín Valverde y Patricio Aguilar.

La Organización para Emergencias Nacionales, luego identificada por Reserva de la Fuerza Pública, fue creada por Monge mediante Decreto No. 14047-s del 12 de noviembre de 1982 con claros fines políticos y admitió en su gran mayoría a militantes del MCRL.

Según La Nación, este grupo adscrito al Ministerio de Seguridad Pública contó con casi dos mil personas presumiblemente interesadas en combatir la delincuencia en el país, las cuales recibieron capacitación para el manejo de armas de fuego, defensa personal y técnica de patrullaje.

El Comando Cobra fue otro equipo paramilitar articulado por el Estado con el propósito de erradicar la marihuana en Talamanca, cantón rural más pobre del país, donde vive una de las mayores poblaciones indígenas.

Los integrantes del grupo provenían de la Fuerza Pública y cobraron mala fama por sus métodos para abrir montaña, erradicar las plantaciones de marihuana, y detener a supuestos narcotraficantes. La burbuja explotó cuando asesinaron a los indígenas Víctor Julio Trejos y Rolando Watson y violaron a las hermanas Melania y Casimira Martínez, en 1992.

Como resultado del hecho, los principales líderes cobras fueron juzgados, sin que eso acallara el debate nacional sobre la forma en que eran creados los cuerpos para-policiales y los mecanismos empleados por estos en la lucha antidrogas.

Entre los para-militares costarricenses pueden incluirse la Asociación Democrática Huetar Norte, la Asociación Democrática Chorotega Norte, y Patria y Libertad. Igual, el Movimiento Autónomo de Guanacaste, cuyo fin último sería independizar el territorio guanacasteco de Costa Rica.

La Unión Patriótica, creada en 1961 so pretexto de una posible invasión desde Nicaragua, sirvió finalmente al entrenamiento de contrarrevolucionarios cubanos en propiedades de su fundador, el norteamericano Ludwig Starke.

El ex-Ministro de Seguridad Juan José Echeverría reconoció que la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos apoyó extraoficialmente a muchas de estas agrupaciones y que gran parte de sus efectivos- integrantes de los cuerpos de seguridad del gobierno- recibieron entrenamiento en ese país.

Estados Unidos detrás del mito

Para analistas e historiadores una regularidad del proceso democrático liberal en Costa Rica es su condicionamiento a los intereses norteamericanos desde sus primeros pasos.

El mérito de abolir el ejército, por ejemplo, es atribuido al ex presidente José Figueres Ferrer, Secretario de Relaciones Exteriores y Culto (abril- mayo, 1948) y gobernante en tres ocasiones (1948-1949), (1953-1958) y (1970-1974).

Otra paradoja de la historia tica: en 1975, este confesó haber trabajado como agente de la CIA por 30 años, con la misión de frenar el avance de las fuerzas progresistas ticas e imponer un alineamiento en Centroamérica y el Caribe patrocinado por Washington, como parte de la Guerra Fría.

En el contexto de esa estrategia- diseñada contra el avance de las ideas socialistas, supuestamente promovido desde Europa por la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas-, Figueres sirvió además a la expansión de la United Fruit Company y otros monopolios norteamericanos por el área.

Bajo su mandato, Costa Rica respaldó la agresión militar contra el gobierno de Jacobo Arbenz (Guatemala, 1954), perpetrada desde territorio hondureño con la asesoría y financiamiento de Estados Unidos.

Cualquier semejanza entre estas evidencias y el controvertido discurso pacifista y desempeño del actual gobernante tico, su declarado admirador, es pura coincidencia.

Por ello, muchos concuerdan con la Premio Magón, Hilda Chen Apuy: “el Premio Nobel no se recibe una vez, hay que seguirlo mereciendo, me pregunto dónde está el Premio Nobel, cuál de los dos Oscar Arias es”.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Es falaz lo escrito en este artículo pues no es un mito la desmilitarización de Costa Rica. Con palabras y sonrisas no se puede combatir la delincuencia y sobre todo el narcotráfico con todo su poder capaz de enfrentar ejércitos. Si Costa Rica tuviese ejército,el fulano ese Pastora no se habría atrevido a introducir en nuesto territorio a soldados nicaragüenses. Es cierto que ha habido pequeñas agrupaciones paramilitares en nuestro territorio,pero al igual que en cualquier parte del mundo hay grupos que se reúnen y actúan a espaldas de su pueblo e incluso de las autoridades. No tenemos ejército sino una policía con algún conocimiento de armas y siempre ha sido así desde la abolición del ejército. La Guardia Civil es un cuerpo de valientes que han dado la cara y hasta su vida en momentos en que hemos sufrido amenazas de grupos paramilitares que han ingresado a nuestro país y también en las tragedias causadas por la naturaleza como las actuales. Aún recuerdo en 1979 cuando hubo momentos en que civiles voluntarios que recibíamos instrucción en armas para defender la soberanía de Costa Rica por las amenazas del señor Somoza Debayle les dábamos una explicación ligera a guardias civiles,minutos antes que fueran enviados a la frontera con Nicaragua. Civiles,en aquel momento,conocíamos más sobre armas de combate que los mismos policías costarricenses. Nosotros constituimos lo que inició lo que se conoce ahora como La Reserva de La Fuerza Pública y no La OPEN como cita el artículo presente. Después de la caída del régimen de Somoza,la mayoría de nosotros nos retiramos y sólo quedó un grupillo que sólo se reúne como un club de amigos que carece de poder militar. Es increíble que con mentiras quieran hacer eco de las palabras de personas como Pastora y otros por ahí.

Anónimo dijo...

Este "artículo" es casi 100% basura y no me refiero solo a la pobreza de estilo, lo peor es el contenido y sus casi 50 mentiras, falacias, disparates y declaraciones infundadas que el mismo incluye, tantos que ni siquiera vale la pena desacreditarlos uno a uno. La señora que escribió este adefesio, no sé si es periodista o qué, aunque debería dejar a un lado cualquier pretensión de seriedad profesional pues es evidente que no posee dicha característica, ya que esta alucinación suya tiene el único propósito de manipular y desinformar a las personas que ingenuamente lean y se creen eso.
Soy costarricense y se los digo con toda honestidad y franqueza, mi país no posee fuerzas armadas, ni ejército, ni marina, ni fuerza aérea; tampoco contamos con una polícia militarizada, mucho menos, fuerzas paramilitares o "ejércitos ocultos". Y para quienes piensan que "nuestro ejército es el de EUA", eso simplemente es ridículo.

Augusto dijo...

Es una lástima que los intereses militares tanto de izquierda como de derecha traten de desvirtuar el modelo de Costa Rica. El año pasado se gastaron $34 mil millones de dólares en Latinoamerica en ejercitos, solo preguntense que sería de latinoamerica con este monto en inversion social.

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