sábado, 4 de diciembre de 2010

Frente Ppular Dario Santillan - EDITORIAL

Apostando y aportando al cambio social en marcha

Los procesos populares en Nuestra América siguen brindando experiencias intensas de las cuales debemos sacar conclusiones que alimenten nuestras propias prácticas. Tras las elecciones legislativas en Venezuela, la compleja relación de los compañeros y compañeras Sin Tierra de Brasil con los gobiernos del PT y, sobre todo, el ensayo de Golpe de Estado en Ecuador (ver recuadro en la página 17) resulta apropiado reafirmar lo que creemos que sigue siendo la idea-fuerza de todo proceso de transformación radical de esta realidad de injusticias que nos impone el capitalismo: no habrá posibilidad sólida de construcción de una nueva sociedad sin un pueblo organizado y consciente del protagonismo que debe ejercer para garantizar esos cambios de fondo

¿Y por casa cómo andamos?


En nuestro país, ya sabemos: grupos económicos que siguen siendo los principales beneficiados de un modelo extractor de riquezas, un pueblo que padece, resiste y busca acumular fuerzas; un gobierno que recuperó aire después de la derrota del 2009 pero que no se propone cambiar el modelo; una derecha complicada para encontrar a sus mejores personeros para administrar sus negocios desde la política… Y sobre todo, lo que más nos interpela: algunos trazos de un proyecto popular de transformación gestándose por abajo pero que, como organizaciones populares, aún no logramos hacer visible de cara al conjunto de la sociedad.

“Surgió la fuerte necesidad de una alternativa política que adquiera visibilidad. Con algunos puntos constitutivos como la construcción de base, la necesidad de acumular fuerzas y el rol que la COMPA tiene que jugar más unitario que el que hemos tenido hasta ahora”.

Así caracterizamos, en el último Encuentro Nacional de Delegados de la Coordinadora de Organizaciones y Movimientos Populares de Argentina (COMPA) en Rosario*, el desafío que asumimos en este momento político del país.

Consideramos necesario construir una alternativa política popular que adquiera visibilidad: el kirchnerismo no es alternativa transformadora sino variable sistémica. Más allá de algunas medidas valiosas, no podemos considerar “popular” a un gobierno que prioriza el pago de la Deuda Externa y se relaciona con las organizaciones del pueblo a través de la sumisión, cooptación o ruptura, alimentando sólo a quienes se presten a ser masa acrítica de un proyecto ajeno, y enfrentando, para quebrarlo, a lo más dinámico del tejido social. Construir una alternativa que demuestre –más allá de las buenas intenciones– la capacidad que tenemos como pueblo de proyectar un modelo de país justo y solidario, un sistema social, económico y cultural sin privilegiados ni excluidos.

En este desafío de demostrar que, además de la necesidad histórica, hay mucho potencial transformador “a la izquierda del kirchnerismo”, ni partimos de cero ni estamos solos: somos fruto de la rebelión del 19 y 20 y el Puente Pueyrredón, de los cortes de ruta, las tomas de fábricas y universidades y de las asambleas, y nos proponemos ser dignos herederos de las luchas históricas de nuestro pueblo y de los pueblos hermanos por su emancipación. Ni estamos solos ni empezamos de cero cuando hermanamos nuestras construcciones de base en los distintos ámbitos de coordinación sectorial, como sucede con nuestra militancia sindical en la “Corriente Político-Sindical Rompiendo Cadenas” y la convocatoria a impulsar un espacio democrático y clasista de los y las trabajadoras. En el mismo sentido sostuvimos desde los barrios el Frente de Lucha por Cooperativas Sin Punteros, que ahora está pariendo una herramienta de agremiación para las nuevas formas de trabajo que se dan en el territorio. O el Espacio Nacional de Estudiantes de Organizaciones de Base (ENEOB) que convoca a la más amplia coordinación nacional de movimientos universitarios independientes. Así como la Coordinadora de Bachilleratos Populares, la participación conjunta con otras organizaciones en actividades por la igualdad de género, por la defensa de los bienes comunes a partir de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC), o impulsando espacios de articulación como El Otro Bicentenario o la coordinación en nuestro país de los Movimientos Sociales hacia el ALBA… Desde la COMPA y en cada iniciativa de unidad sectorial que despliega en el país, crece y se desarrolla nuestra política, se consolidan nuestros cimientos.

Aún así, aún con todos esos esfuerzos militantes en desarrollo, notamos que la realidad política de nuestro país, hoy nos demanda más. Amplias mayorías de nuestro pueblo que no participan directamente de las experiencias de organización de base, no encuentran en el escenario político una alternativa transformadora que entusiasme, que permita ilusionarse con otro país posible, con un cambio favorable a los intereses populares. Esa realidad impone una responsabilidad concreta a la militancia popular.

Queremos asumir nuestra cuota de responsabilidad. Para ello debemos seguir creciendo, buscando puntos de unidad entre proyectos afines priorizando los acuerdos a las diferencias, sin apresuramientos que nos desvíen de nuestros objetivos, ni dogmatismos que nos estanquen en las pequeñas realidades.

Reconocemos embarcados en el mismo desafío a amplios sectores de la militancia popular, en gran cantidad de casos refugiados en agrupaciones o movimientos de base que tienen –tenemos– pendiente la tarea de la unidad para superar la dispersión; pero también, más allá de las diferencias, reconocemos los intentos que la militancia viene haciendo desde otros espacios, como las construcciones de los diversos partidos de izquierda, la Constituyente Social de la CTA, o la centroizquierda que con vacilaciones expresa Proyecto Sur.

Aún así, desde nuestro lugar y nuestras responsabilidades, nos empeñamos en la construcción de un espacio que aporte desde una particularidad que consideramos imprescindible e impostergable: el aporte de una “nueva izquierda independiente”; anticapitalista, antiimperialista y antipatriarcal, que crezca desde las bases, que construya con lógicas prefigurativas de la sociedad que anhelamos (socialista, libertaria) y alimente de esa forma el camino para el Cambio Social.

Construir una alternativa política popular que adquiera visibilidad decimos, y nos referimos a la militancia de base que venimos desarrollando en los últimos años, pero también al desarrollo de una mayor vocación de intervención política, a una mayor proyección desde y más allá de las imprescindibles construcciones de base, buscando cuestionar las agendas nacionales que se instalen desde el poder pero sobre todo ser capaces de instalar los ejes necesarios desde el campo popular. El desafío de potenciar y complementar todos estos años de construcción de movimientos de base con una alternativa que se proponga ocupar ese espacio político vacante “a la izquierda del kirchnerismo” apostando al Cambio Social, ya está en marcha, y no se tornará visible mágicamente de un día para el otro. Aún así –o por eso mismo– es que la responsabilidad de aportar a esa tarea nos interpela cada vez con más insistencia.

http://frentedariosantillan.org/fpds/

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