lunes, 20 de junio de 2011

Brasil: “La Amazonia está en manos del narcotráfico”

Roberto Jaramillo
Entrevista con Roberto Jaramillo, jesuita y antropólogo
Por: Paolo Moiola

20 de junio, 2011.- El sacerdote jesuita colombiano Roberto Jaramillo vive desde hace 15 años en la región amazónica brasileña. Desde el 2005 es superior regional de la Compañía de Jesús en el estado de Amazonas. Como antropólogo estudia los problemas relativos a los “indígenas urbanos”.
Paolo Moiola, colaborador de Noticias Aliadas, conversó con Jaramillo en Manaus sobre quiénes son y cómo viven los habitantes de la Amazonia, la situación de los pueblos indígenas y el desarrollo que se está buscando.
-La idea que se tiene a menudo de la Amazonia no corresponde a la realidad. ¿Usted comparte esta afirmación?
-Si, , el imaginario de la Amazonia no coincide con la realidad. La imagen es de una tierra sin hombres, mientras que hay 40 millones de habitantes, la mayoría en zonas urbanizadas, con todos los problemas que presenta la urbanización en América Latina.

Manaus tiene casi 2 millones de habitantes, pero sólo 17% de ellos cuenta con sistema de alcantarillado. Por lo tanto, la gran mayoría de los residuos biológicos y químicos se dispersan en el medio ambiente, en el agua. Otra paradoja: en una ciudad ubicada en la margen del río más grande del mundo, sólo 32% reciben agua en casa, mientras que el resto de la población debe arreglarse con agua no purificada. Estos hechos destacan otro aspecto: en las ciudades amazónicas —Manaus, Santarém, Belém y otras más pequeñas— la brecha entre ricos y pobres se manifiesta más que en las ciudades de la costa. En otras palabras, en la Amazonia la concentración de la riqueza es mucho mayor.
-Conocimos a muchas personas procedentes de otros estados de Brasil que se trasladaron a Manaus para trabajar. ¿Cómo lo explica?
-En la década de 1980 la junta militar [que gobernó entre 1964 y 1985] instituyó la zona franca [lugar donde la imposición fiscal es menor] de Manaus, la única zona franca de Brasil. Hablamos de unas 500 industrias —particularmente electrónica: Sony, Thompson, Philips, pero también la Honda con sus motos y muchas otras— para aproximadamente 100,000 puestos de trabajo, pero el 90% son trabajadores con contratos temporales, especialmente mujeres. Esto significa que muchos trabajan por dos o tres meses, y luego son despedidos sin tener derecho a ninguna indemnización. Esto, aparte de que unas cuantas familias locales —aquellas que en Manaus lo poseen todo— hacen negocios con inversionistas de São Paulo, Rio de Janeiro, Paraná. En suma, el dinero no es de Manaus y ni siquiera lo beneficia














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