lunes, 20 de junio de 2011

El petróleo pone en pie de guerra al Sureste Asiático

Petróleo, Sangre y Guerra, no tienen idiologias, sólo un dios, Dinero
China, Vietnam, Taiwán, Malasia y Brunei codician las islas Spratly, en el mar de China Meridional
Los cerca de 250 islotes y atolones que forman el archipiélago Spratly, en el corazón del Mar de China Meridional, han permanecido deshabitados desde tiempos inmemoriales. El archipiélago está desperdigado en unos 250.000 kilómetros cuadrados marinos, pero su superficie terrestre total es de poco más de cinco kilómetros cuadrados. Además, las islas no tenían terrenos cultivables, ni fuentes de agua dulce, ni bosques o puertos naturales, y ninguno de los países vecinos se interesó por ellos. Sin embargo, ahora compiten unos con otros por clavar banderas que marquen territorio, crear bases militares, facilitar la instalación de familias pescadoras e incluso construir pequeños aeropuertos en las islas más grandes
China, Vietnam, Filipinas, Taiwán y Malasia batallan por un botín suculento: el fondo marino de las Spratly alberga ingentes reservas de gas y de petróleo. Y la rivalidad por los codiciados recursos energéticos es tal que ha puesto en pie de guerra al Sureste Asiático. Vietnam llevó a cabo maniobras militares con fuego real a principios de la semana pasada y China le imitó hace cuatro días, ante la atenta mirada de los otros tres países en liza. Es de esperar que, como en ocasiones previas, este enfrentamiento se cierre con palabras tranquilizadoras, destinadas sobre todo a las multinacionales petrolíferas extranjeras, pero también que acelere la carrera armamentista naval en el mar de China Meridional.
Primer portaaviones chino

China anunció hace unos días que está construyendo su primer portaaviones. Numerosos ingenieros llevan más de cuatro años reformando con ese fin el Varyag, un buque soviético de 300 metros de eslora que Pekín compró a Ucrania en 1998, con la supuesta intención de construir un casino flotante en Macao.
Ese portaaviones marcará un hito en el auge militar del gigante asiático y aumentará aún más las distancias entre China y el resto de la región. El año pasado, el presupuesto de Defensa chino fue 14 veces superior al de Taiwán, 45 veces mayor que el de Vietnam y más de 50 veces el de Filipinas.
Para salvar esa diferencia abismal, Hanoi ha reclamado la mediación de Estados Unidos, pero tanto Pekín como Manila se oponen por completo. "Para que los seis países lleguen a un acuerdo no sólo tienen que aceptar a un mediador común, sino estar dispuestos a llegar a un acuerdo, lo que no ocurre en este caso. Por ahora, lo que estamos viendo es una competición por reivindicar el máximo territorio posible para así, después, cuando haya que negociar, poder ceder un poco", explica a Publico Richard Bitzinger, profesor de la escuela de Estudios Internacionales S. Rajaratnam de Singapur.

Según estimaciones del Gobierno chino, las reservas de petróleo en el Mar de China Meridional son de 213.000 millones de barriles, lo que las convertiría en las segundas de mayor volumen mundial, sólo por detrás de Arabia Saudí.
Otros cálculos más moderados, recogidos por la Administración de Información de Energía de Estados Unidos, rebajan la cifra a 105.000 millones de barriles, una cantidad aún muy alta, similar a de las reservas petrolíferas iraquíes. Y el fondo marino alberga también gas natural en abundancia: unos dos trillones de metros cúbicos según Pekín.
Lo cierto es que nadie sabe con exactitud a cuánto ascienden esas reservas energéticas, porque aunque las exploraciones realizadas han arrojado resultados positivos, muchas otras han tenido que cancelarse a causa de los enfrentamientos o incluso han sido saboteadas. Entre 2010 y 2011, al menos dos expediciones vietnamitas y una filipina han denunciado a China por cortarles los cables sísmicos, necesarios para sondear el terreno. "Hay tantas disputas territoriales que no pueden hacerse las exploraciones necesarias. Exxon y Chevron, entre otras, están interesadas, pero no se van a arriesgar si hay conflicto", destaca Bitzinger.

Pekín considera que tiene derechos históricos sobre las islas Spratly y también sobre las Paracel, ya que ambos archipiélagos aparecían bajo su soberanía en los primeros mapas de la República Popular China a mitad del siglo XX. En ellos puede verse una línea de nueve puntos en forma de U que abarca casi todo el mar en disputa, una línea que hasta los años ochenta los vecinos no disputaron, pero que no están dispuestos a aceptar ahora.
Ruta marítima vital
Pero China no está dispuesta a ceder terreno, ni siquiera tras las advertencias lanzadas por la Administración Obama y el envío, hace sólo dos semanas, de barcos de combate estadounidenses a las costas de Singapur. Para el gigante asiático, este mar no encierra sólo la promesa de una menor dependencia energética, sino que por él transitan el 80% de sus importaciones de crudo y casi todas las materias primas africanas que necesita la fábrica del mundo para su correcto funcionamiento.
Por ese motivo, el Gobierno chino declaró el año pasado el mar de China Meridional, "interés prioritario",  junto a Taiwán, Xinjiang y Tibet. Su importancia para Pekín es tal, que Robert D. Kaplan, periodista y asesor del Departamento de Defensa de EEUU, lo denominó el "Mediterráneo asiático" en La geografía del poder chino
Carl Thayer, experto de la Academia de Defensa Australiana, cree que China prefiere negociar y llegar a acuerdos beneficiosos, pero "aunque prefiere ser un poder blando, hará lo que haga falta para mantener el control sobre este mar".

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