Marcha de la Putas |
Las pestañas largas, los tacones altos, las mayas caladas y los labios pintados de rojo intenso comenzaron a adornar los alrededores del Hospital San Felipe de Tegucigalpa, sede de partida de la “Marcha de las Putas”. Al filo de las 2: 30, el grupo de mujeres, acompañados por homosexuales y hombres que se sumaron al clamor, comenzó a avanzar hacia el parque central de Tegucigalpa.
Las miradas morbosas, atónitas y de censura otras, se observaban entre la multitud de curiosos que no entendían qué estaba pasando y quiénes eran las que protestaban. Algunos periodistas de medios de comunicación abordaron también a las manifestantes con una sonrisa en sus labios y con preguntas morbosas que sugerían una ausencia de comprensión de lo que en las calles se estaba desarrollando.
“No es cómo me vista, sino cómo me miran”, decía una consigna que calzó a la perfección con la denuncia diaria que se hace por parte de muchas mujeres, víctimas de hombres que consideran que el tipo de vestimenta que portan, las determina como honestas o amorales; peor aún, que les brinda el derecho de agredirlas verbal y en otros casos, físicamente.
En alusión a lo anterior, maestras, periodistas, licenciadas, artistas, feministas y obreras, entre otras, envolvieron sus cuerpos en plumas, chals, mini faldas, escotes pronunciados y todo aquello que emula el calificativo de “puta” que se da a las mujeres que deciden vestirse de esa forma.
“La marcha de las Putas”, realizada el pasado 11 de junio, fue la primera manifestación en Honduras y que se sumó a similares protestas que se llevaron a cabo el mismo día en países como El Salvador y Nicaragua por mujeres que exigen un cambio en la patriarcal forma de pensar de los hombres que las consideran un objeto del cual se puede abusar.
Un ejercicio de autoconvocatoria
Desde días atrás, el facebook y los correos electrónicos comenzaron a anunciar, “La Marcha de las Putas”. Eso fue suficiente para generar un efecto multiplicador entre las mujeres que se identificaron con una misma causa: pedir un alto a las agresiones verbales y físicas contra las mujeres hondureñas.
Lorena Zelaya |
Agregó que, “es importante que nosotras las mujeres y hombres seamos libres en este país y el caso que nos compete, poder andar vestido como nos sintamos mejor. Muchos de los hombres de esta sociedad obligan y acosan a las mujeres solo por su vestimenta. Dice, ella decía que no, pero quería decir que sí y hasta hay una violación sexual por eso”.
Aunque la marcha se concibió para mujeres, muchos hombres divorciados de las prácticas machismo, la acuerparon por considerarla justa y necesaria.
Manuel Velásquez |
Citó además que, “tenemos que liberarnos de esa herencia cultural a través de la que los hombre creemos que somos superiores, que cosificamos a la mujer y que por eso creemos que podemos ir y abusar, golpear y transgredir a la mujer; esa es una cosa que tenemos que cambiar ya”.
La marcha finalizó pasadas las 4 de la tarde. El parque central de Tegucigalpa se engalanó con decenas de bellas mujeres que rompiendo las acostumbradas formas de manifestación de la sociedad, elevaron discursos mediante los que se exigió un alto a todas las formas de agresiones contra las mujeres.♦
No hay comentarios:
Publicar un comentario