domingo, 26 de junio de 2011

“LOS QUE TENEMOS QUE CAMBIAR SOMOS NOSOTROS”

Dario
Charla con Alberto Santillán:

POR GILDA GARCIA
"La patria no es un Tinelli/que hace plata de humillar./Patria es Darío arrodillado

junto a Maxi/ en la estación”
(“Patria” Santa Revuelta)
Darío Santillán era militante del Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de la Coordinadora Aníbal Verón. Hacía tiempo que había hecho una opción de vida y que la muerte lo encontrara tratando de ayudar a un compañero herido no fue casual sino la fundamentación de su misma esencia. Para él ser solidario no era el diezmo dominical o las pocas monedas entregadas ante un rostro anónimo. No. Para él ser solidario era el pan de cada día, la cara y la cruz de su existencia.


A más de tres años de su asesinato, a Alberto le gusta presentarse como “el orgulloso papá de Darío Santillán”. Y, si bien sabe que va a ser difícil sentar en el banquillo de los acusados a los responsables políticos de las muertes en Estación Avellaneda, no piensa deponer su derecho a exigir justicia porque él – como antes las Madres de Plaza de Mayo – fue parido por su propio hijo. Porque también igual que ellas abandonó la vida mansa y organizada de su mundo para integrar la Comisión de Familiares y Víctimas y recorrer aquellos caminos que Darío recorriera hasta que una bala policial lo detuvo el 26 de junio de 2002.
- ¿Cómo cambió su vida a partir del 26 de junio de 2002?- La La pérdida de mi hijo ha sido un vuelco en mi vida. Yo siempre digo que tengo la cultura del trabajo y Darío tenía la cultura de la militancia, era un luchador social. Yo siempre he trabajado, soy de esas personas que vive encapsulado en el mundo laboral y, si bien con Darío compartíamos muchas cosas, el que veía la realidad era él. Pero en estos tres años, cambió todo. Ver lo que veía Darío. Una cosa diferente al punto de vista desde el que yo lo hacía. Lamentablemente, más allá de acompañarlo varias veces en marchas o en todo lo que era su pensamiento, pienso que tendría que haber estado un poco más, acompañarlo un poco más. Pero la vida ya no es la misma. Jamás puede haber una felicidad completa porque los buenos momentos que tengo (como la llegada de mi nieto) en vez de ser una felicidad plena, uno siempre está pensando: “cómo me gustaría que Darío estuviera con nosotros en este momento”. Hemos empezado a vivir otras realidades, un poco embebido del espíritu de Darío. Esto nos ha marcado un camino que es el de la lucha. Entonces, en homenaje a Darío, hace tres años y pico que estamos peleando una lucha totalmente despareja, porque apuntar al poder político es muy difícil. Es casi imposible sentar a uno de los políticos en el banquillo de los acusados. Cuando nosotros sabemos bien que lo que pasó en la estación de Avellaneda no pudo haber sucedido sin un pacto político – policial.


- Hubo una orden.- Sí, estoy totalmente convencido. Además, la persona que mató a Darío, el comisario Franchiotti, no era ningún bebé de pecho. Era alguien que sabía muy bien lo que hacía. Lo que pasó en Avellaneda no es porque la situación los sobrepasó. Tenían órdenes directas de matarlos. Estamos a tres meses del juicio. En el juicio la cadena está rota. El eslabón que tiene que unir la parte policial con la política no se consigue hilvanar. Sabíamos de entrada que la intención iba a ser apuntar hacia abajo, hacia la policía. Y que todo quedara ahí. Es increíble cómo funcionarios que tuvieron mucho que ver con lo que pasó se hacen los distraídos, se hacen los boludos. Contestan lo que quieren. Evidentemente la parte del fiscal y la parte de los jueces también deja mucho que desear porque, cuando tuvo que venir a declarar Eduardo Duhalde, una jornada antes el fiscal pide que no lo haga porque estaba imputado en otra causa. Para mí es una tomada de pelo. Se sacó la máscara. Sabemos que responde al poder político. Entonces, va a ser muy difícil que lleguemos a sentar al poder político ahí. No como testigo, sino como imputado.
- ¿Se sintieron acompañados por la sociedad?- Sí. El único acompañamiento fue el de la sociedad, el de los militantes. Después, desde la parte política, la parte gobernante, la parte de esos señores que se desgarran las vestiduras hablando de derechos humanos, nada. Nosotros estamos llevando adelante esta lucha solos, sin ayuda de nadie.

- ¿A quienes se refiere concretamente?- Me refiero al presidente. Yo he recibido del presidente la promesa de crear una comisión de investigación, que no le iba a importar el político que tuviera que ver con las personas detenidas, que el que hizo las iba a pagar. Prometió abrir los archivos de la Side. De las tres cosas, dos no cumplió y la tercera, abrir los archivos, lo que nos dio es un verdadero mamarracho. Después de dos años de insistir con que abra los archivos de la Side vemos que nunca tuvo la voluntad de hacerlo. Nos encontramos con 25 fojas, de las cuales hay más recortes de diarios que un trabajo de inteligencia.
-Tuvieron tiempo de sacar todo lo que fuera importante.- Han tenido tiempo de sobra para hacer lo que quisieran y darnos algo como para decir: “Bueno, acá tienen. Ahora cállense”. No ha sido otra cosa más que una burla. Nos han tomado por pelotudos, por ignorantes..

-¿Recibieron el apoyo de partidos políticos?- No. Hay gente que, por ahí, nos acompaña en las marchas como Zamora y su mujer. Pero, sacando dos o tres, no
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