miércoles, 8 de junio de 2011

Unión Europea pide más ajustes. De dónde esta vez?

Tijeretazos 'zapateros'
Días pasados el escritor Javier Marías publicaba en el diario El País un artículo de opinión sobre la locura y el derroche megalómano de algunas, yo diriá de casi todas, las Comunidades Autónomas
Al margen de algunas consideraciones del literato con las que no estoy en absoluto de acuerdo, quiero aquí resaltar esa locura y derroche a la que aludía el autor y que se concreta en la realización de obras "palaciegas", costosísimas y en la mayoría de los casos innecesarias para el interés general, aunque quizás muy adecuadas para mayor gloria del político de turno.

Casi ningún partido con responsabilidad de gobierno se salva de estas fastuosas construcciones. Algunos ejemplos:
* "L'Ágora", en Valencia, edificio dentro de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, diseñado por Calatrava, que ha costado 90 millones de euros. De momento con escasa actividad que justifique esta bárbara inversión.
* El ya famosísimo "aeropuerto de Castellón". Obra señera de Camps y Fabra, que a modo de Parque de atracciones, existe para que sean visitadas y recorridas sus pistas de aterrizaje, de momento sin aviones.
* El "aeropuerto de Alguaire" en Lérida, promovido por el tripartito catalán, con un coste de 95 millones, con una escasa utilización.
* El "Campus de la Justicia", en Madrid, con un presupuesto de 1.000 millones de euros. Se han gastado ya 100 millones y hace más de un año está cerrado y con una costosa vigilancia de 24 horas.
* La "Cidade da Cultura", en Santiago de Compostela, en la que ya se han invertido 400 millones y que nadie sabe qué pasará y qué albergará .
* El edificio "Business and Art International Center", en Vitoria con un presupuesto de 175 millones, y que aún no se sabe cómo se utilizará sus 65.000 metros cuadrados previstos.
Estos son ejemplos que comenta el autor del artículo, pero seguro que todos seríamos capaces de completar la lista con muchas más barbaridades arquitectónicas a costa de las arcas públicas. Viene a mi memoria, el ataque megalómano del alcalde de Madrid, señor Gallardón, a modo de ejemplo.
Mientras, estos días vuelve a estar en las primeras páginas el "deficit de las Comunidades Autónomas", que en el primer cuatrimestre es de 4.995 millones.
Si este déficit  fuera para mejorar la vida de los ciudadanos, nada que objetar, verdad? Mucho me temo que no es así, o con algo más de optimismo, "no siempre es así".
Sólo tres CCAA han logrado un superavit: Aragón, La Rioja y Galicia. Las peores son Castilla-La Mancha, Baleares, Valencia y Murcia. Tampoco sale bien parada Andalucía.
Como las cuentas no salen, ya está incordiando la Unión Europea y pidiendo e insistiendo en más ajustes. Esta vez, la Vicepresidenta Económica, señora Salgado, seguramente escaldada por el 22M, está negándose a aplicar más ajustes, que sin lugar a dudas, empeorará más aún si cabe, el maltrecho estado de bienestar. Aunque el resto de las fuerzas parlamentarias, incluidos muchos socialistas, ya se están preparando sus discursos para iniciar, cada uno en la medida de sus competencias, nuevos ajustes.
En definitiva, nos llega un nuevo ataque. ¿Le tocará el turno a la educación o la sanidad, siempre en el ojo de mira?
Me pregunto si ninguno de estos políticos, que son responsables de las construcciones antes mencionadas, no se plantean ninguna duda respecto a su gesión de la cosa pública.
Me pregunto si no habrá algún político que dimita por vergüenza torera.
Me pregunto si no se plantean que hay dos maneras de reducir el déficit: Una es recortar gastos, aún cuando vemos que los "untuosos" no se tocan. Otra sería aumentar los ingresos. Digo yo, no?
Hay margen y lo sabemos:
* Una política fiscal no regresiva. La presión fiscal en España está muy por debajo de la media Europea. En España la recaudación de impuestos representa el 31,3% del PIB, mientras que la media europea es del 40,4%.
* Unas medidas eficaces contra la "economía sumergida".
* La recuperación del impuesto de Sucesiones y de Patrimonio para grandes rentas.
Y muchas más medidas, ampliamente comentadas en estas páginas. Pero sobre todo lo que hay es dos maneras de hacer política. Una, cortoplacista y partidista, para mayor gloria del equipo político gestor de turno. Otra gestionando las arcas públicas con un único objetivo: el interés de los ciudadanos.
Fuente: Ciberculturalia

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