jueves, 23 de junio de 2011

Uruguay: Invitación para el Mume con Historia del Octeto‏

Hola gente: Historia del Octeto

Una vez más - y esta es la última - cursamos invitación para el toque de este próximo sábado en el Museo de la Memoria.
El evento será a las 16.00 hrs.
Escucharán la memoria viva de lo que fue, allá por el 73, en una salidita de sol entre tanto nubarrón.
Esperamos que les guste y podamos seguir adelante con nuestro proyecto que nos tiene muy entusiasmados.
Un abrazo bien grande para todos
el OCTETO
Jorge Llambías Tel (+598) 23646142 Móvil 099 66 30 02
Las Piedras – Canelones
Uruguay

Para hablar del Octeto Inter barracas es necesario primero ambientar la época en que fue creado ya que fue un fenómeno que escapa a lo que conocemos como historias del penal.

Primero diremos que: superadas las instalaciones del EMR No.1 en su edificio carcelario hubo que crear una sección Barracas que se fue construyendo de a poco, y a medida que avanzaba la construcción se iba ocupando ya que el exceso de presos así lo requería.
El primero de mayo de 1973 se inauguró la Barraca 1B con 48 compañeros. Se completó el día 11 de mayo con 48 compañeros más para la barraca 1A.
En poco menos de un mes se terminó y ocupó la barraca No. 2 y a la vez se trabajaba en la construcción de un comedor para alrededor de 250 personas y en la barraca 3.
Eso llevó a que los militares se encontraran en una situación nueva con una población reclusa que estaba fuera de los standares de los presos.
Surge así – por iniciativa militar – una comisión de 8 compañeros (2 por sector) que dialogarán con el mayor Díaz que era quien estaba al frente de la división Barracas.
En el momento de sugerir la comisión, el mayor dijo que serían algo así como (sic) “notables”. En poco tiempo los “notables” habían rebotado al celdario, considerados líderes o gente con peso dentro de los demás compañeros.
La comisión no sabía dónde estaba parada y comenzó de a poco pidiendo por espacios recreativos y trabajo para los que estábamos en barracas.
De esos espacios recreativos salió el “teatro” que se realizó entre junio y octubre en el comedor de barracas y se hacía los sábados para una mitad y los domingos para la otra.
Recuerdo el comienzo, con miedo, en que cantamos – de a uno, por supuesto ya que no había nada organizado – el “Tortuga” Almada y quién escribe – Jorge Llambías “Cabeza” – e hizo unos toques de guitarra Alvaro “Tito” Botto.
En esa ocasión el Tortuga cantó La muralla (Quillapayún) y donde dice (sic)”el sable del coronel” decía “el sable del que yo sé”.
Esos pequeños detalles saltaban por arriba de la censura. Más adelante nos dijeron que ya sabíamos que podíamos hacer y que no y desapareció la censura.
¡Fue el fin del teatro!
Hicimos un espectáculo de poesía latinoamericana que fue un verdadero despelote. Nos pidieron bis, con un entusiasmo excesivo..., y se lo dimos. Recuerdo que los milicos intentaron desalojar el comedor pero los que estábamos sobre las tablas largamos nuevamente el espectáculo haciendo una versión del Son entero de Guillén que mató...
¡Mató al teatro!…, ese fue el último día.
A manera de explicación diremos que el ambiente se estaba poniendo espeso, que nos dejaban ensayar pero todo era de pesado y se nos estaba convirtiendo en una cruz lo que antes era un espacio de cultura y entretenimiento.
No debemos olvidar que en ese tiempo habían derrocado al parlamento y de a poco había ido cambiando la política para con nosotros.
También otro hecho que en el momento no tenía aún la importancia que tuvo más adelante: el 14 de setiembre – hacía unos días - se habían llevado a 9 compañeros rehenes para los cuarteles que recién retornarían al penal en el 1984.
En ese final accidentado nace el Octeto.
De unas hilachas de diálogo y de la gestión de un teniente de ingenieros de Florida surge la posibilidad de que hagamos un coro de 8 voces (2 de cada sector) contraviniendo la orden de compartimentación que ya regía en barracas entre sí y entre sectores.
El planteo era hacer un buen grupo musical para hacer dos funciones en barracas y nada más. Los días de ensayo nos iba a buscar un soldado a cada uno de los integrantes y ensayábamos en el comedor, con guardia presente y muchas veces hasta con el mismo teniente que había autorizado al grupo.
La verdad es que no entendíamos bien a donde iba la cosa, pero cantar nos gustaba y eso de preparar un espectáculo de buen nivel nos entusiasmaba ya que nos posibilitaba la herramienta de llegar a los demás.
Preparamos 5 canciones porque nos traían medio apurados para ver si salía el espectáculo.
Las canciones eran: Después Don Quijote de Henry Engler, Noche de los pobres de el “Piojo” Santini (ambos compañeros presos), Baile de los Morenos, letra de Carmelo Imperio y Gerónimo Yorio y música de Romeo Gavioli, Zamba de mi pago, de los hermanos Abalos. ¿Cuál era la quinta canción? No hemos podido saberlo ya que nuestras memorias no nos han dado la respuesta.
Personalmente creo que era de Anibal Sampayo (otro compañero preso) pero hasta ahí va el recuerdo.
Encaramos el espectáculo y salió muy, pero muy bueno. Cantamos un sábado y un domingo y hasta ahí sonó el Octeto.
Pero hete aquí que no estaba dicha la última palabra.
A los pocos días de la actuación, el teniente Bía, de Florida, técnico en trasmisiones, nos propone grabar los cinco temas.
¿Grabar? ¡Era cosa de locos! Quería conservar lo del Octeto para incorporar a su legajo dentro de lo que habían sido sus trabajos en barracas; pero también nos dijo que se pasarían por la red de altoparlantes que había en el penal y pensamos que era bueno poder llegar a los compañeros del celdario que no tenían la más mínima idea de lo que estábamos haciendo.
En realidad nos propuso grabar, no fue nada compulsivo ni de prepo y sin mucho hablar dijimos que sí, que grabaríamos.
Fue así que una tarde marchamos con nuestras guitarras hacia el celdario y en un cuarto bastante vacío, con alguna mesa y escritorio, se hizo la grabación. Obviamente, le hicimos notar que con tanto eco la grabación iba a salir espantosa pero el teniente sabía lo que estaba haciendo y nos pidió que cantáramos para ajustar los micrófonos direccionales.
Una vez que cantamos nos preguntó si queríamos oir lo que habíamos grabado y de los 8 tan solo 3 lo hicimos: el Pollo Herrera, el Lobo Urtazún y quien escribe Cabeza Llambías.
Nos miramos con el Pollo con una expresión de asombro porque habíamos escuchado una increíble grabación – por primera vez desde afuera del conjunto – que nos decía que se había hecho un trabajo muy bueno.
A los pocos días escuché en barracas la grabación y nuevamente al otro día. Después: ¡NUNCA MÁS!
Como resultado de la formación y grabación del Octeto, el Pollo rebotó al celdario ya que había sido el director de tan impresionante grupo. Las canciones, que hasta ese momento habían andado bien, las quemó un colaborador – ortiba – de los milicos - que trabajaba en el locutorio - que, horrorizado, le dijo a un oficial de alto rango que estábamos cantando temas compuestos por “sediciosos”.
Pensamos que iríamos todos a la isla – sala de disciplina - por intentar jopearla de tal forma, pero se zanjó con la ida del Pollo al celdario.
Los integrantes del Octeto original
Ricardo Gama “Caito” y Hugo Almada “Tortuga” primeras voces
Julio Pintos “Nino” y Julio Herrera “Pollo” tercias
Daniel Ariosa “Vaquita” y Jorge Llambías “Cabeza” segundos
Oscar Garciarena “Pepe” y Jorge Urtasun “Lobo” bajos
Los temas fueron elegidos colectivamente y la dirección y arreglos de coros fue cosa del Sr. “Pollo” Herrera.
Como el tiempo pasa y la memoria queda – y nada mejor que hacer la memoria de la música cantándola – nos hemos propuesto resucitar al Octeto.
De sus integrantes originales quedamos 5 con posibilidades de ensayo y cercanía geográfica.
No está el “Caíto” Gama entre nosotros, la “Vaquita” vive en Suiza y el “Nino” anda por sus pagos de Paysandú y se le hace difícil el tema de los ensayos.
Los nuevos allegados al Octeto son: Fredy Salvetto “Gato”, Eduardo Ocampo “Pelado” y Guillermo Luzardo “Pocavida”
¿Juntarnos para qué? Para poder brindarnos nuevamente a nuestros compañeros ya que en su momento la censura nos “cortó las patas”, porque nos gusta cantar, porque pensamos que a través nuestro saldrá parte de la historia de esa que no se puede escribir, que es menester ESCUCHAR

2 comentarios:

Anónimo dijo...

FUE A ESCUCHARLOS EL SABADO Y ME EMOCIONARON HASTA LOS HUESOS Y LAS LAGRIMAS...GRACIAS COMPAÑEROS POR ESTE INICIO DE CAMINO Y ESPERO VERLOS PRONTO

Anónimo dijo...

Yo tambíen los vi. Apoyo totalmente el comentario anterior.
Espero también que esto se difunda.
Es muy importante lo que estan haciendo. saludos!!! muy buen post!

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