jueves, 2 de junio de 2011

Uruguay: Justicia por mano propia, ¿esto es lo que nos espera en el futuro? , o....

Justificación: La deficitaria política de seguridad pública que lleva adelante el gobierno.
"Don Pueblo": Los ciudadanos, al sentirse desvalidos, procuran hacer justicia por mano propia.
Documento:
Victimización y justicia por mano propia (Octubre 2010)
http://www.fcs.edu.uy/archivos/1710.pdf
Otra solución: "Los fierros del Ñato"
El ex tupamaro, ex senador Eleuterio Fernández Huidobro, insiste en azuzar a la gente que se arme para enfrentar la delincuencia.
Lo hizo primeramente, en septiembre del 2008, cuando la entonces ministra del Interior Daisy Tourné era jaqueada por un pico de inseguridad –protagonizada especialmente por menores de edad- el senador apodado “Ñato” justificó la justicia por mano propia porque, dijo en ese entonces, “el Estado se ve sobrepasado”.
Para Huidobro, "hay que arreglar el tema de la cárceles, porque en el estado que están además de ser violatorio de los derechos humanos y totalmente ilegales e injustas, son fábricas de delito”.
Huidobro preocupado por los 'derechos humanos', mientras aplaude la impunidad de sus viejos carceleros, ¿qué es lo que no se ha violado en Uruguay durante los gobiernos del Frente Amplio?"El Estado ha fracasado, el estado se ve sobrepasado.


Solución: Marche preso, construyan containes, llamados cárceles, megaoperitivos, presos que mueren quemados, es decir, peores situaciones de las que vivieron los presos políticos, porque tampoco escapan de la tortura, enfermedades, falta de atención médica, etc, etc.
No hacerse ilusiones, el pueblo cornudo, aplaude, justifica.
Los gastos de cada megaproyecto de 'seguridad', podrían emplearse para mejorar la situación social de miles de uruguayos indigentes, pobres. Viviendas, escuela, trabajo, salud.
Pero los ex guerrilleros gobernantes ahora en alas del neoliberalismo, ahora no tienen problemas en reprimir la pobreza, en lugar de combatirla.
Justicia por mano propia, no es una novedad, ya ha pasado demasidas veces. De justicia por mano propia a torturador 'oficial', es un corto paso
Relato de una madre
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Madre y familiares de Alexis
"Alexis no era un delincuente", dice la madre del joven linchado
La muerte de Alexis Orona Reyes (20) deja varias preguntas sin responder. Su familia está convencida de que fue "presionado" para cometer el primer y último delito de su vida. Hablan de dos hombres que lo perseguían y una deuda por drogas.

Andrea Reyes estruja el retrato entre sus manos. Fuma un cigarrillo tras otro. Llora. La madre de Alexis no ha parado de hacerlo desde el sábado pasado. "Queremos saber qué lo impulsó a hacer lo que hizo, porque él no era un delincuente, pero además no se merecía morir así, como un perro", dice.
La pequeña casita sobre la avenida 30 Metros de Piedras Blancas está llena todo el día. Familiares, amigos, casi todo el tiempo.
Hace unas horas el juez letrado de Ciudad de la Costa, Allen Denby, envió a tres hombres a la cárcel por la muerte de Alexis Ezequiel Orona Reyes: el dueño del almacén al que ingresó con el aparente móvil del robo y dos vecinos que participaron de la golpiza mortal. Pero para la madre de Alexis y sus familiares el fallo judicial no explica todo lo que pasó allí.
Ellos sostienen que lo que condujo a Alexis hasta su muerte es parte de una trama que confiesan ignorar hasta dónde alcanza. Y que la pasta base, que en algún momento consumió el joven, jugó un papel.
LOS HECHOS. Un rato antes del incidente, Alexis se despidió de sus amigos. Les dijo que iba a ver a la chica con la que estaba saliendo. Nada inusual.
Pero cuando el joven llegó hasta el modesto almacén en la calle Martín Fierro casi Eduardo Pérez, a un par de cuadras de la avenida Giannattasio, llevaba un revólver.
"El Bebe" había entrado al local para hacer una compra. Estaba de espaldas a la puerta y no vio cuando entró Alexis. Fue al primero que apuntó con el arma.
"Yo creí que estaba haciendo una broma", le contaría luego al primo de Alexis, a quien conoce de tiempo atrás. El rostro de Alexis también le resultaba familiar, por eso verlo allí con un revólver le pareció tan solo un chiste.
Al volverse tiró el manotazo y con el movimiento despojó del arma a Alexis que intentó recuperarla. Ya en pleno forcejeo el arma se dispara y la bala alcanza en un pie al joven. Para entonces Alexis ya estaba en el piso. "Tenelo que voy a llamar a la Policía", le dijo entonces a "Tato", el almacenero.

Dos vecinos que llegaban en una camioneta en ese instante acudieron al oír el revuelo. Entre los tres, terminaron de reducir a Alexis. Le ataron las manos con un trozo de cable coaxil y comenzaron a golpearlo.
Cuando "El Bebe" regresó al lugar vio que entre los cuatro hombres le estaban dando una andanada de puntapiés al joven caído ya semiconsciente en el piso de pedregullo de la entrada. "No le peguen más que ya llamé a la Policía, lo van a matar", alcanzó a gritarle a los hombres enfurecidos. Pero como no le prestaron la menor atención, optó por retirarse.
El patrullero lo llevó a una policlínica. Allí murió.
"EMPARRILLADO". Alexis se fue a vivir con su primo a Pinar Norte hacía dos meses.
"Me lo traje para acá, le conseguí trabajo en la empresa donde yo estoy trabajando", cuenta Wilson Vázquez (34).
Alexis quería huir. "Él consumió pasta base, fue por poquito tiempo, él solo se dio cuenta y lo dejó. No era un adicto. Yo tuve una conversación acá con él y me dijo que lo iba a dejar, estuvo como cuatro días encerrado, llorando, y lo dejó", asegura Andrea, su madre.
Pero el episodio de consumo fue un disparador. "Después de eso él habló con sus mejores amigos de acá, y les dijo que se quería ir del barrio por la vergüenza que nos había traído con esa cagada que se mandó", recuerda Andrea.
Y llamó a su primo, Wilson. "Él me contó que había estado `emparrillado`, como le dicen los pibes ahora, y que quería salir de eso. Por eso me pareció bien que se viniera a vivir conmigo", recuerda Wilson. Le consiguió trabajo en la empresa Sideco Americana, encargada de la recolección de residuos en la costa. Alexis ingresó como cargador con un sueldo nominal de $ 9.050 y un plus por trabajo nocturno.
Recorría un promedio de 60 kilómetros cada noche.
"Es un trabajo duro, y más de noche, pero yo le dije: `aguantá, que pasa el invierno y podés conseguir algo mejor`. Pero no aguantó", dice Wilson.
Entre el 29 de marzo y el 24 de mayo trabajó cada noche en la recolección.
El último mes se lesionó una pierna y debió faltar cuatro días.
En ese período todo parecía ir bien para Alexis. "Venía todos los fines de semana, lo veíamos bárbaro, estaba contento, se había comprado unos Nike. Por eso sabíamos que no estaba consumiendo (pasta base)", relata la madre.
"Tuvimos una discusión salada porque ese día eran las dos de la tarde y ya estaba `fumado`, se había fumado un porro. No era para tanto, todo bien, yo trabajé en boliches y conozco el ambiente de la noche. Pero lo que yo le recriminaba era que no podía andar fumado desde las dos, sin siquiera haber comido", recuerda Wilson.
Y Alexis se fue. Se quedó en la casa de uno de sus amigos. El primo los conocía. "Yo sabía por ellos que él estaba bien, porque los veía todos los días", dice el primo.
Desde entonces Alexis no había regresado a la casa de su primo. Por eso Wilson apenas podía dar crédito a la noticia cuando se enteró de lo ocurrido el sábado 28 de noche.
De algún modo Pinar Norte también había empezado a quedarle "chico" a Alexis. Poco antes del episodio que derivó en su muerte envió otra señal de auxilio.
"Hace 15 días me llamó y me dijo: `me quiero ir para casa, extraño, quiero estar con ustedes y con mis amigos`, me dijo. Y yo le dije sí, venite cuando quieras", dice Andrea Reyes.
Pero ya no hay consuelo. Y Andrea llora y estruja otra vez el retrato. "Yo quiero saber qué pasó, por qué mi hijo terminó haciendo eso, nadie me lo va a devolver vivo, ya lo sé, pero él no era un delincuente y yo quiero limpiar su nombre", dice la madre de Alexis.
Por ahora, Andrea sólo tiene todas las preguntas y ninguna de las respuestas. (Producción: Patricia Mango)
Dos tipos que hacían preguntas
Pocos días después de que Alexis se mudó a Pinar Norte sus amigos de Piedras Blancas registraron un episodio extraño.
"Llegaron dos tipos, eran jóvenes, bien vestidos, venían en terrible moto", recuerda uno de sus amigos. "¿El Alexis está?", le preguntaron. "No, les dije, él se mudó y no vive más acá", les respondió. Los visitantes se fueron sin más.
Dos personas con una descripción similar también estuvieron haciendo preguntas por Pinar Norte, confirmó su primo. "Me contó un vecino que habían estado preguntando por Alexis en el horario en que yo no estaba", recuerda ahora Wilson Vázquez.
Ni los familiares ni los amigos más cercanos a Alexis Orona saben quiénes son estos dos hombres. Las conjeturas, en cambio, son muchas.
El propio joven, por otra parte, había demostrado su intención de no ser ubicado de ningún modo. "Rompía los chips del celular, rompió como tres, él decía que se le habían caído pero por más que se caiga un aparato no se puede romper el chip", dice ahora su madre. De todos modos, a su juicio esta conducta revelaba que Alexis también estaba evitando recibir llamadas incómodas.
"Yo estoy segura de que lo presionaron, lo amenazaron con algo para que hiciera lo que hizo", opina Andrea.
Lo cierto es que, luego del procesamiento del comerciante por homicidio y de los otros dos vecinos como coautores, para las autoridades el del Pinar Norte "es un caso cerrado". La familia de Alexis, en cambio, sigue viendo cabos sueltos.
El País Digital












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