jueves, 11 de agosto de 2011

El nuevo fantasma de Europa

La ola de protesta social en varios países de Europa, que hace recordar a las revoluciones de los siglos 19 y 20, revela una vez más los estragos del capitalismo financiero descontrolado
Redacción La Voz
Un nuevo fantasma recorre Europa, decía Karl Marx​ en el “Manifiesto del Partido Comunista” de 1848. “El fantasma del comunismo”, proclamaba.
Ese año, varios países del Viejo Mundo fueron estremecidos por violentas revoluciones obreras y populares. Todas ellas fracasaron y tuvieron que pasar casi siete décadas para que triunfara la primera revolución comunista de la historia: la Revolución Rusa de 1917, que también fracasó 70 años después con la caída del Muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, la cual fue seguida por el desmembramiento de la Unión Soviética y su zona de influencia.

Hoy, Europa está siendo sacudida por movimientos sociales de gran intensidad, pero no se trata del comunismo decimonónico de 1848 ni tampoco del de 1917, aunque tengan una lejana y ambigua semejanza con aquellos y sobre todo una raíz común: la crisis del capital financiero internacional, que devora muchas de las conquistas sociales logradas en los últimos decenios.
A la caída del Estado de bienestar, hay que añadir otros problemas de gran magnitud, entre ellos el impacto de la inmigración masiva en los países de más alto nivel de vida.
La protesta había hecho eclosión en España, que había sorprendido al mundo con la brusca aparición de los “indignados” y su demanda de un cambio de las reglas de juego de la política, y en Grecia, por la resistencia popular a los sucesivos planes de ajuste. Pero no se esperaba que la apacible y disciplinada Londres estallara y se produjeran saqueos e incendios de edificios, ómnibus, automóviles, negocios y supermercados en el barrio de Tottenham y otros puntos de esa urbe, que se extendieron luego a otras ciudades.
La doble respuesta es siempre la misma: las autoridades atribuyen los incidentes a delincuentes, mientras que los residentes de los barrios afectados dicen que la causa de los desmanes son los efectos de la crisis financiera que afecta a Gran Bretaña. Un joven de 29 años apareció muerto en un confuso enfrentamiento policial, en lo que sería un punto más de la fricción entre policías y miembros de los grupos inmigrantes.
Pero también del otro lado del Mar Mediterráneo, en Tel Aviv, la ciudad más importante de Israel, se realizó una manifestación de “indignados” que congregó a unas 300 mil personas, aunque la marcha se desarrolló sin incidentes.
Lo cierto es que el fantasma de la nueva protesta social –más violenta o más pacífica según los países y circunstancias– se va extendiendo por diversas partes del mundo, sin que todavía surja una respuesta de la comunidad internacional y de cada país en particular a esta nueva y grave amenaza que se cierne por doquier. Los gobernantes deberán extremar la imaginación para encontrar un equilibrio entre el pago de monumentales deudas y los sacrificios que demanda cumplir con los créditos tomados por los estados y que hoy deben ser cancelados.

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