sábado, 27 de agosto de 2011

España: Sobre la farsa constitucional, el 20N y la necesaria confluencia

La tragicomedia en la que se está convirtiendo la “reforma” de la Constitución nos reafirma más en la necesidad de que desde las izquierdas se construya una respuesta amplia, plural, que rechace con argumentos sólidos y contundencia política las inaceptables presiones de los servidores de los “mercados” y centre la propuesta política donde nunca tuvo que haberse movido: en la defensa y ampliación de los derechos laborales, sociales y de ciudadanía. En definitiva, en la atención de las necesidades de la población, en la disminución de las insoportables y crecientes desigualdades en las que nos estamos instalado y en la propia recuperación del quehacer político para la dignidad de la propia política y el bienestar de la mayoría.

Creemos que aquí caben (cabemos) sin exclusiones, todas las organizaciones y personas dispuestas sinceramente a luchar contra este bipartidismo putrefacto (y sus acólitos), en el que una de las partes parece haber perdido el norte y la cabeza y el otro nunca supo lo que era la solidaridad y entiende por “bien común” el privilegio de unos pocos.

Entenemos que algunas organizaciones acepten participar en la construcción de un programa pero no quieran participar en listas, del mismo modo que a izquierdas de larga trayectoria y recorrido puede costarles –por atavismos que es preciso combatir y más pronto que tarde superar– aceptar en pie de igualdad propuestas conectadas de modo más básico con la indignación que con la organización.
Pero cuando ya se llega al punto de reformar la Constitución para instilarle el virus neoliberal y vender soberanía, cuando las reformas laborales suponen consagrar la precariedad del trabajo asalariado en la lógica de las relaciones laborales, cuando la salud se está convirtiendo día a día en mercancía, ante nuestros ojos, con total desfachatez e impunidad, cuando se interrumpe la ayuda a las personas que necesitan una renta mínima de inserción, cuando se privatiza y descuartiza la enseñanza y se vende sólo para vástagos de familias adineradas o por créditos a quienes hipotecan sus vidas… cuando nos despertamos cada día en un país con más de un 20 por ciento de paro global y de un 40% de paro juvenil, lo menos que podemos hacer las personas de izquierda es encerrar bajo llave nuestros particularismos, resquemores y mezquindades y asumir, con plena consciencia, que es tiempo de sumar voluntades, de mirar más allá de las próximas elecciones, de darnos cuenta de que nuestro egoísmo particular o partidario no puede suponer una amenaza para conseguir la alternativa plural y fundamentada que hace falta
Eso supone trabajar un programa con la mayor voluntad inclusiva posible, incorporando lo tópico inmediato junto a lo mediato (y más utópico y por lo tanto movilizador y substantivo). Explicando que se puede hacer política de “otra manera”, ética y estética, desde la complicidad declarada y consecuente con la ciudadanía, con programas factibles que se niegan a aceptar la culpabilidad de l@s inocentes y que niegan la mayor de un sistema capitalista en fase de extrema agitación- ignición, que hablen a las gentes de aquello que entienden, quieren y atienden, de forma que se entienda, quiera y atienda… Se trata de confluir fuerzas sin renuncias a cada legítima identidad, pero con voluntad de sumar las energías imprescindibles para doblegar las fuerzas del sistema y salir del laberinto por la única vía posible; es decir, por arriba
Si nos preparamos, aunque sea en pocas semanas, en esta clave de insurgencia general y organizada, los resultados pueden ser sorprendentes y estimulantes. Podemos marcar el punto de inflexión del futuro inmediato, en lo político y en lo social. El guión del futuro está por escribir, y también la historia de las izquierdas plurales, lúcidas y solidarias
.Àngels Martínez i Castells - Antoni Barbarà Molina
La Ratera

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