sábado, 20 de agosto de 2011

Militares y policías ocupan conflictiva zona del Aguán en Honduras - Orlando SierraT

Transportados en camiones verde olivo y apertrechados con armas de guerra, cientos de militares y policías ocuparon este viernes el extenso y fértil Valle del Bajo Aguán, noreste de Honduras, para tratar de poner fin a la violencia entre campesinos y terratenientes.

Unos 600 uniformados bajaron de los camiones y se distribuyeron en grupos para instalar retenes en las rutas de acceso a las verdes fincas de palma africana propiedad de grandes terratenientes, algunas de las cuales están ocupadas por los campesinos.
A cada vehículo que pasaba, los uniformados pedían identificación a sus ocupantes y los hacían bajar para revisar su interior, con el fin de asegurarse de que no llevaran armas.
“Uno de los objetivos nuestros es que no haya más personas muertas entre los campesinos y los guardias” de los hacendados, dijo a la AFP el comandante de la operación “Xatruch”, el comisionado de Policía Julio Espinal.
Mientras supervisaba a los efectivos desplegados en este fértil valle próximo al Caribe, Espinal explicó que estos refuerzos incluyen a agentes de la Dirección Nacional de Investigación Criminal que tratarán de verificar si los campesinos tienen armas, como denuncian los terratenientes.
Las confrontaciones en el Bajo Aguán entre campesinos y guardias de los propietarios de las tierras datan de años atrás con un saldo de medio centenar de muertos en los últimos meses, 11 de ellos esta semana.
Los campesinos han ocupado varias fincas (unas 4.000 hectáreas en total) en el marco de los reclamos de tierra en base a la reforma agraria iniciada en los años 70.
El Bajo Aguán es también santuario de narcotraficantes que trasiegan droga desde Sudamérica hacia Estados Unidos, lo que ha ayudado a desarrollar un mercado local de cocaína y marihuana.
Precisamente, los militares y policías llegados este viernes ayudaron a funcionarios judiciales a incinerar droga decomisada en los últimos días.
El despliegue de uniformados fue ordenado por el presidente Porfirio Lobo para frenar la violencia. Los líderes de los terratenientes han denunciado que sus adversarios están armados con fusiles de asalto AK-47, lo que niegan los campesinos.
Espinal dijo a la AFP que, según informes de inteligencia, “los campesinos recibieron hace dos años entrenamiento de venezolanos y nicaragüenses en estrategias militares y manejo de armas”.
“Los juzgados van a intervenir para hacer allanamientos y vamos a hacer las capturas en caso que agarramos a alguien in fraganti” con armas, expresó el oficial.
Las acusaciones sobre infiltrados de Nicaragua y Venezuela eran frecuentes bajo el gobierno de facto de Roberto Micheletti, que dirigió Honduras durante siete meses tras el golpe de Estado de junio de 2009 contra Manuel Zelaya, pero jamás se detuvo a ninguno.
Los campesinos tienen miedo de que los militares y policías se parcialicen con los terratenientes.
“La vez pasada (en diciembre, los militares) sólo vinieron a amenazarnos con las armas. Nos decían que éramos basura”, denunció el campesino Víctor Chávez, de 22 años.
“Nosotros no tenemos armas, que vengan a buscarlas. Aquí no van a encontrar nada”, aseveró.
“No sé de dónde sacan que vinieron de Nicaragua y Venezuela a entrenarnos. Aquí solo tenemos machetes para trabajar” el campo, argumentó Pedro García, de 28 años.
El presidente Lobo ha buscado poner fin al conflicto instando a ambas partes a firmar dos acuerdos, uno en abril de 2010 y otro en junio pasado, pero estos no han podido ser instrumentados./AFP



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