sábado, 20 de agosto de 2011

Toda Colombia bajo una sola carpa - Manuel Yesid Duarte

8 de la noche del jueves 11 de agosto, cerca de 7 buses arriban desde Cúcuta al estadio de béisbol 26 de abril de la capital petrolera de Colombia, Barrancabermeja.

Madres víctimas de crímenes de estado, estudiantes, obreros, campesinos, desplazados, gentes de a pie, hombres y mujeres de carne y hueso que han padecido el absurdo de la guerra y la exclusión como ríos tributarios de un gran cauce, desbordaron la capacidad de la Villa Olímpica. Esta vez no era la ola invernal que acrecentaba el nivel del río Magdalena y desbordaba sus riveras; era una inmensa ola humana de múltiples colores y matices que como el rió, arrastró ollas y maderos, gaitas y tamboras, voces y sabores que celebraron la vida y construyeron la paz en el gran Encuentro Nacional de Comunidades Campesinas, Afrodescendientes e Indígenas por la Tierra y la Paz de Colombia, entre el 12 y 15 de agosto.
Venidos desde sus veredas y barrios, de los más recónditos confines de nuestra amada Colombia; la diversa, la plural, la multiétnica; cada una de las delegaciones se fueron instalando en sus respectivos puntos de encuentro.
El espíritu de Barranca, ciudad pionera en las luchas sociales, abrazó la masiva respuesta del pueblo colombiano con sus iniciativas y propuestas para encontrar alternativas reales y definitivas para salir del conflicto.
Respondiendo al llamado de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra (ACVC), organización que se ha destacado por impulsar y consolidar procesos autogestionarios de carácter social y popular en medio de las dificultades propias de la aguda confrontación armada que por décadas ha azotado a nuestro país; las organizaciones campesinas y demás plataformas sociales atendieron la convocatoria que contempló tres ejes fundamentales:
*Tierra, territorios y recursos naturales
* Democracia, desarrollo y garantía de derechos
*Política nacional de paz
Bajo una inmensa carpa, toda Colombia desde la diversidad, el pluralismo y la tolerancia con la diferencia; las más variadas experiencias y expectativas de vida en paz, sus saberes y miradas sobre la guerra y sus impactos fueron compartidos con el ánimo de avanzar por los caminos de una vida digna y en donde el “dialogo sea la ruta”.
Este Encuentro soberano de ciudadanos y ciudadanas exigió ser respetado en cuánto expresión de soberanía popular y rechazó enfáticamente cualquier señalamiento de relación con los actores armados.
Cada una de las organizaciones aquí representadas manifestó su desacuerdo por la criminalización, persecución e invisibilización de sus procesos y silenciamiento de sus líderes.
Según Carlos Ortiz, vocero nacional de la comisión política del Encuentro, este “surge como un reconocimiento de las comunidades campesinas, afrodescendientes e indígenas y cumple dos grandes objetivos, uno, socializar y visibilizar al movimiento campesino que hace resistencia en medio del conflicto y que construye alternativas de paz; a la par de organizaciones muy reconocidas como el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado (Movice), la ACVC, la Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), existen muchas experiencias de campesinos que se organizan, que construyen cosas, que le han sacado el cuerpo al conflicto, han logrado sobrevivir y defendido sus territorios. El segundo objetivo es construir una alternativa de paz desde el movimiento social, creemos que la insurgencia y el estado deben llegar a una mesa de negociación pero las comunidades deben ser protagonistas de este proceso. No podemos esperar a ver como ellos resuelven el conflicto sino que la solución surge de nosotros impulsando la discusión sobre estos tres grandes ejes”.
Frente al tema de la paz las comunidades hasta el momento han estado a la defensiva, construyendo alternativas locales. “La experiencia acumulada del movimiento social permitirá construir un proyecto de país a la ofensiva donde se superen espacios de resistencia en nuestras regiones y en donde se le podrá decir al gobierno y los actores armados, que queremos una superación del conflicto sin que arrebaten nuestros derechos, el de todos”, señaló Ortiz.
Cae la noche en Barranca, este domingo se nos va, un vaporoso calor nos empapa a todos luego de la Marcha por la Paz; entre chirimías, comparsas y vivas voces arribamos al Club Infantas donde la declaración política del Encuentro se socializa y los cantos del Gran Río de La Magdalena nos abrazan con sus aires de leyenda.
Agencia prensa rural



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