jueves, 25 de agosto de 2011

UN CHARRUA EN VILLAGUAY

Florol
El telégrafo 1964
"En distintas publicaciones surgió en abril del 64 la noticia de que un indio charrúa procedente de Uruguay, al que se le atribuía un centenar de años, se había instalado en Villaguay. Los profesores de la facultad de humanidades de la universidad de la República Oriental del Uruguay, José Pedro Rona, especialista en cuestiones de Lingüística y Dr. Eugenio Pettit Muñoz, investigador de historia, fueron al lugar a interiorizarse de la historia de Floro.

“En un rancho de paredes de barro y paja techada de juncos a 40 kms de Villaguay, provincia argentina de Entre Ríos, vive don Floro, el último de los charrúas. Aislado por completo de la civilización, Floro ha vivido desde los nueve años en la estancia de Los Lagos, de la cual era “mensual” actuando en su juventud como domador de potros salvajes de lo cual aun se mantienen anécdotas entre los viejos de la comarca.
Floro llego a la estancia, según cuenta una tradición oral trasmitida por generaciones, como consecuencia de las batidas que realizo el general Mansilla para someter a los charrúas. Huyendo de él fue que la familia Floro se traslado a Entre Ríos, en donde el charrúa que en ese entonces contaba con nueve años, se extravió y fue recogido en la estancia Los Lagos, en la que aún permanece.

No hace mucho que un sacerdote de Villaguay visito al indio para bautizarlo. El sacerdote narro después que ni siquiera hablo con el charrúa, ya que este ignora el español y solo sabe pronunciar algunos monosílabos como “si”, “no” y “adiós”. (…) Un estudio antropológico y de las palabras que utiliza (Floro habla solamente charrúa) nos permite asegurar mediante una comparación que efectuamos con lo que ya conocíamos acerca de dicha tribu, que efectivamente no puede existir ninguna duda sobre su autenticidad: es charrúa y nacido en el Uruguay.
Debe tener, según los datos que hemos recogido, alrededor de 144 años y se mantiene físicamente bien. Posee la dentadura completa. Habla charrúa, no conoce más que unas pocas palabras de español y desde su juventud ha vivido a mate y asado. (…) A pesar de que hace 130 años que Floro usa ropa “de cristiano” no puede soportarla más que como una incomodidad necesaria, especialmente después que fuera descubierto y publicitado su origen. Hoy día vive solo en su rancho, recibiendo de tanto en tanto las visitas de los vecinos que acuden a traerle comida y tabaco; pero preferentemente está aislado de todos”. Un años más tarde, dimos la noticia del fallecimiento de Floro…”










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