miércoles, 14 de septiembre de 2011

Bajo presión, Italia pide ayuda a China

Estaría negociando con Pekín para que compre títulos de deuda pública e invierta en empresas italianas; aceleran el plan de ajuste

ROMA Mientras crece el temor a un inminente default de Grecia y se viven jornadas de lo más turbulentas en los mercados, Italia, otro país al borde de la cornisa, busca ayuda en China, el nuevo dragón en tiempos de dramática crisis financiera global.

Fue el prestigioso Financial Times el que reveló que las autoridades italianas, desesperadas por conseguir dinero, mantuvieron encuentros con inversores chinos para venderle una "significativa" cuota de títulos de deuda pública, que ayer marcaron un nuevo récord negativo.
Fuentes de la cartera económica italiana confirmaron ayer que hubo una reunión de alto nivel el 6 del actual entre el ministro de Economía, Giulio Tremonti, y el director de China Investment Corp, un fondo de inversiones soberanas de la potencia asiática (ver aparte). Del encuentro también participaron el canciller italiano, Franco Frattini; el ministro de Infraestructura, Altero Matteoli, y otros miembros del gobierno, así como representantes del Banco Central.
Pero en Roma negaron que se hubiera analizado la compra de bonos públicos. Más bien, dijeron, se habló de inversiones industriales estratégicas, por ejemplo en energía.
La noticia de estos contactos -que reflejan cambios más que relevantes en la geopolítica mundial- se conoció apenas unas horas después de que el presidente norteamericano, Barack Obama, advirtiera que hasta que no se resuelva la crisis de deuda que sacude a la eurozona, y en particular a Italia y a España, la economía mundial seguirá siendo débil.
"Grecia es obviamente el problema más urgente y se están tomando algunas medidas para desacelerar la crisis, pero no para resolverla", dijo Obama en una mesa redonda con periodistas hispanos. "Pero el problema más grave es lo que pasa en España e Italia si los mercados siguen ensañados con estos dos grandes países", agregó.
Con un crecimiento muy inferior al promedio de la Unión Europea (UE) desde hace tiempo y una de las deudas públicas más altas del mundo, que alcanza los 1900 millones de euros y representa el 120% de su producto bruto interno (PBI), Italia ayer vivió otra jornada de gran tensión.
Se vio obligada a ofrecer una tasa de interés del 5,6% para lograr 3885 millones de euros a cinco años, frente al 4,93% que se había comprometido a pagar en la anterior subasta de deuda, que tuvo lugar el 14 de julio pasado. Se trató de la tasa de interés más alta que alcanzaron los títulos de Estado italianos a cinco años desde la entrada en vigor del euro.
Fiel reflejo de una situación a todas luces dramática, el spread (diferencial) entre el rendimiento de los títulos italianos a cinco años y los alemanes se disparó hasta los 461 puntos base, un nuevo máximo histórico desde la introducción del euro.
Pese a esto, al final de un día turbulento, la bolsa de Milán cerró con una suba del 2,19%, lo mismo que las principales bolsas europeas.
Todas ellas reconfortadas, al parecer, por la noticia de que hoy los jefes de Estado de Grecia, Francia y Alemania mantendrán una teleconferencia para analizar la crisis, en una semana decisiva para la situación de Atenas. Además, también hubo optimismo por el anuncio de que los países emergentes conocidos como Brics (Brasil, Rusia, la India, China y Sudáfrica) analizan intervenir para ayudar a las economías con más dificultades de la eurozona, tal como indicó el ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega (ver aparte).
En este marco, y más allá de la ayuda que podría proporcionar China en su supuesta compra de bonos, Italia espera que el último plan de ajuste puesto en marcha por el gobierno de Silvio Berlusconi (que hoy tendrá su aprobación definitiva en la Cámara baja, luego de un voto de confianza), pueda revertir la evidente desconfianza de los mercados en la solidez financiera de la península.
El plan de austeridad, que llega después del de 79.000 millones de euros aprobado en julio, incluye una suba del 20 al 21% del IVA, lo que supondrá una recaudación de 4000 millones de euros al año.
Entre las medidas figuran, además, un impuesto del 3% sobre las rentas que superen los 300.000 euros anuales y el adelanto en la fecha (de 2016 a 2014) para el retraso progresivo de la edad de jubilación de las mujeres en el sector privado, equiparándola a la de los hombres y pasando así de 60 a 65 años.
Polémicas
Berlusconi, cada vez más desacreditado debido a sus escándalos, ayer viajó a Estrasburgo y a Bruselas, en teoría para presentar su plan de ajuste, cuyo objetivo es alcanzar el equilibrio de las cuentas en 2013 y calmar a los mercados.
Si bien el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, le dio el visto bueno al programa de austeridad, también advirtió que es "absolutamente esencial" una "rápida, efectiva y rigurosa" aplicación de las medidas implícitas en el mismo, algo de "fundamental importancia para asegurar la confianza en Italia y en la eurozona", según destacó en un comunicado.
El viaje de Berlusconi a Estrasburgo y a Bruselas -donde también se reunió con el presidente del Consejo Europeo, Heman van Rompuy- fue objeto de arduas polémicas en Italia. El Cavaliere, de hecho, al viajar al exterior, evitó presentarse a declarar en un proceso judicial en Nápoles. En éste Berlusconi no se encuentra en el banquillo de los imputados, sino que fue llamado para testificar como víctima de extorsiones de parte de Giampaolo Tarantini, un joven empresario que solía conseguirle mujeres para sus fiestas privadas.
La Nación - Elisabetta Piqué
.El escenario

El presidente chino, Hu Jintao
Pekín gana peso con la "diplomacia del yuan"
PEKIN Trasladando sus tácticas guerrilleras a la escena internacional, Mao Tsetung quería que los países en vías de desarrollo "rodearan" a los más avanzados para que el comunismo triunfara en el mundo.

Tres décadas después de su muerte, y con China plenamente entregada a la economía de mercado, el capitalismo puede cumplir el sueño del "Gran Timonel". Aplicando la doctrina maoísta a su neoliberalismo económico de ojos rasgados, los dirigentes chinos han empezado por los países de la periferia de Europa, los más castigados por la crisis.
A medida que estos Estados, amenazados por la bancarrota, forzaban a la Unión Europea (UE) a poner en marcha a regañadientes multimillonarios planes de rescate, Pekín salió en su ayuda ofreciéndose a comprar su deuda pública.
¿Pero acude China al rescate de Europa o pretende, como Zeus con apariencia de toro, raptarla aprovechándose de su debilidad? Con gravísimos problemas de liquidez, como ocurre en el caso de Grecia, los asfixiados gobiernos europeos han vuelto sus miradas -y también sus manos pedigüeñas- al autoritario régimen de Pekín, que atesora las mayores reservas de divisas del mundo, con 3,2 billones de dólares.
Italia fue el último país en pedir ayuda al "amigo chino". Poco antes de su última subasta de deuda pública, que colocó a su precio más alto desde la entrada en vigor del euro, un oficial confirmó ayer que el ministro de Economía, Giulio Tremonti, se había reunido con funcionarios chinos, al parecer para pedirles que compraran "cantidades significativas" de bonos del Tesoro italianos.
Según informaron el Financial Times y The Wall Street Journal, en la delegación china estaba Lou Jiwei, responsable de China Investment Corporation (CIC), un fondo inversor con más de 300.000 millones de dólares.
La vocera de Asuntos Exteriores, de China, Jiang Yu, se limitó a decir que Europa es uno de los principales destinos inversores de su país, sin mencionar a Italia, pero el primer ministro chino, Wen Jiabao, manifestó a principios de este mes su confianza en el euro tras pedir a la Unión Europea seguridad para sus inversiones.
Aunque las operaciones comerciales y financieras del régimen de Pekín en el extranjero son un secreto de Estado, los expertos calculan que tiene un cuarto de sus reservas de divisas en euros.
China ya no sólo financia la deuda pública de Estados Unidos, de la que atesora más de 1,15 billones de dólares en bonos del Tesoro emitidos por la Reserva Federal, sino que está poniendo sus huevos en otras canastas, entre ellas las europeas.
En junio, cuando el premier Wen Jiabao se comprometió a "dar una mano" a Europa, China adquirió deuda pública de Hungría y prorrogó un préstamo de 1000 millones de euros.
Durante su visita a Pekín en abril, el presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, anunció con bombos y platillos que China iba a destinar 9000 millones de euros para reflotar las cajas de ahorros. Aunque el régimen terminó desmintiendo su indiscreción, China se ha convertido en uno de los principales poseedores de deuda pública española.
Lo mismo ocurre en Grecia, donde las adquisiciones masivas de bonos del Estado fueron acompañadas de colosales inversiones chinas. Como la concesión a la naviera Cosco, por 3400 millones de euros y 35 años, de las dos principales terminales de contenedores del puerto griego del Pireo, uno de los mayores del planeta. Además, bancos estatales chinos prestaron en octubre 267 millones de dólares a tres navieras griegas para apoyar la principal industria del país.
Voto de confianza
Durante una visita a Portugal en noviembre, el presidente chino, Hu Jintao, prometió "apoyar con medidas concretas el impacto causado por la crisis financiera global". En diciembre, poco después de que el ministro de Finanzas de Portugal se reuniera con su homólogo chino, Xie Xuren, y con el gobernador de su Banco Central, Zhou Xiaochuan, el diario Jornal de Negocios informaba de que Pekín estaba dispuesto a hacerse con entre 4000 y 5000 millones de euros de su deuda pública.
Un balón de oxígeno tan importante para las vacías arcas de Portugal como la confianza que expresó en enero el viceprimer ministro chino, Li Keqiang, en los bonos del Tesoro españoles.
"China pretende aumentar su influencia política en el mundo, pero sabe que va a tener problemas para recuperar su dinero y tiene que pensar cuánto puede ofrecer en préstamos", explicó a LA NACION Michael Pettis, catedrático de Finanzas en la Universidad de Pekín y asociado principal de Carnegie Endowment. A su juicio, "el problema de los países europeos es que deberían recurrir a sus vecinos y aliados para resolver sus problemas de liquidez porque, si se trata realmente de falta de solvencia, no van a solucionar nada con la ayuda china, sino sólo posponer la solución".
Haciendo uso de la "diplomacia del yuan", China va conquistando peso político en la UE, ganándose la confianza de los países de la periferia, que son los más castigados por la crisis y se engloban bajo la peyorativa denominación de los "PIGS" (Portugal, Irlanda, Grecia, España).
De esta manera, podrá presionar a la UE en asuntos tan diversos como el levantamiento del embargo de armas vigente desde la matanza de Tiananmen en 1989, las negociaciones sobre el cambio climático o las decisiones del
G-20.
La Nación - Pablo M. Diez




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