miércoles, 9 de noviembre de 2011

El Gran Capital no permite otra Islandia - Miguel Guaglianone

Parece evidente que la percepción política de Papandreu lo llevó a considerar la consulta al pueblo, ante la imposibilidad de controlar con la fuerza un movimiento social de resistencia que llava ya casi dos años enfrentado estas medidas y paralizando al país con huelgas y manifestaciones masivas. Intentó de esta forma desviar la presión popular y buscar un apoyo político de las mayorías que ya no tiene. Quizás también en el fondo de su conciencia restaran trazos de una ideología "social" que contemplan en la teoría, tanto su formación política como su partido PASKOT (Partido Socialista de Grecia)
El día 1 de noviembrede 2011 el socialdemócrata primer ministro de Grecia, Georgios Andreas (Yorgos) Papandreu, convulsionó a la Unión Europea (y al mundo), anunciando su intención de llamar a referéndum al pueblo griego, para que este se expresara sobre el “paquete” de medidas económicas impuestas a esa nación, condición inexorable de la Unión Europea, su Banco Central y el FMI (Fondo Monetario Internacional) para proporcionar la “ayuda” necesaria para que el Estado Griego pague la deuda que mantiene con los grandes bancos transnacionales. Paquete clásico neoliberal, cuyo fracaso ya fuera demostrado hasta el cansancio en nuestra Latinoamérica y cuyo costo correrá por cuenta exclusiva de los ciudadanos griegos, que no sólo están viendo esfumarse sus empleos, sino que sufren además de la pérdida de todas las funciones sociales del Estado (eliminando los presupuestos en inversión social para cumplir con el “ahorro” impuesto por las instituciones financieras), de la pérdida de las instituciones públicas de servicios a través de la privatización obligatoria y de una grave crisis económica interna.
Parece evidente que la percepción política de Papandreu lo llevó a considerar la consulta al pueblo, ante la imposibilidad de controlar con la fuerza un movimiento social de resistencia que lleva ya casi dos años enfrentando estas medidas y paralizando al país con huelgas y manifestaciones masivas. Intentó de esta forma desviar la presión popular y buscar un apoyo político de las mayorías que ya no tiene. Quizás también en el fondo de su conciencia restaran trazos de una ideología “social” que contemplan en la teoría, tanto su formación política como su partido el PASOK (Partido Socialista de Grecia).

La respuesta “institucional” europea fue inmediata. El vocero principal fue un Nicolás Sarkozy (presidente francés) cargado de soberbia –posiblemente desde la seguridad proporcionada por su triunfo en la cruzada de conquista de Libia que abanderó, y que dejó para su país como botín principal el 35% del petróleo libio– quien emitió tajantes declaraciones que llegaron hasta afirmar: “…estamos dispuestos a ayudar a Grecia porque la solidaridad es la base de la construcción europea, al igual que el principio de lealtad, pero eso implica que Grecia por su parte cumpla sus compromisos…Siempre es legítimo preguntar al pueblo pero también está claro que no podemos estar en una situación de incertidumbre prolongada…”, dejando claro desde el principio la limitación a todo margen de decisión por parte del pueblo griego. Igualmente, el Consejo de la Unión Europea (compuesto por los principales bancos) hizo oír su desacuerdo con cualquier resultado posible de la opinión de los ciudadanos griegos que alterara los acuerdos económicos que fueran firmados el 26 de octubre para proporcionar la “ayuda” a Grecia. Finalmente, las bolsas de valores europeas se desplomaron (hasta en un 7%) ante el temor de los capitales especulativos de que un referéndum pudiera alterar las decisiones ya tomadas por el Estado griego
Alos dos días de su anuncio, el 3 de noviembre Papandreu concurrió a la reunión del G20 que se instaló en Cannes (Francia). No se ha hecho público lo hablado en reunión con Sarkozy y Ángela Merkel (canciller alemana) y luego en otra reunión ampliada a la que se unieron Silvio Berlusconi (Primer Ministro Italiano) y José Luis Rodríguez Zapatero (Presidente de España), lo cierto es que deben haberle explicado en detalle al primer ministro griego que los poderes europeos no estaban dispuestos a aceptar el referéndum propuesto y que en caso de realizarlo Grecia no vería un solo Euro de la “ayuda”, llevando quizás la amenaza hasta expulsar a ese país de la UE y del Euro (aunque en los tratados constitutivos no existe ningún basamento legal que lo permita, pero ya estamos claros hasta donde llega la realpolitik) Esto se provocó inmediatamente un giro de opinión de Papandreu, que esa misma noche pronunció en su congreso un penoso discurso, buscando el apoyo de la oposición para llegar a un “acuerdo nacional” que ratificara la vigencia de las medidas económicas (el “paquete”) que ya se habían pactado con los organismos económicos de la Unión, e hiciera “innecesario” el referéndum. El lamentable tono del discurso hizo acordar al de Zapatero cuando implementó las medidas económicas en su país, en el cual llegó a decir que si bien lo que estaba haciendo no le gustaba e iba contra sus convicciones, no quedaba más alternativa que llevarlo a cabo.

La oposición griega representada por el principal partido de oposición derechista Nueva Democracia, y por su líder Antonio Samaras, condicionó su apoyo a Papandreu a que éste renunciara, estableciera un Gobierno de Transición y llamara a elecciones en seis semanas. Sin embargo, Papandreu logró el día 4 de noviembre un “voto de confianza” del congreso lo que le permite seguir adelante en la constitución de un gobierno de “unidad nacional” pactando con otros partidos políticos, y blindando la posición del estado griego de aplicación de las medidas y dejando definitivamente de lado la posibilidad de llamar a referéndum.
Finalmente, el dúo Sarkozy–Merkel que está liderando las decisiones económico–políticas europeas frente a la crisis, en el marco de la misma reunión del G20 presionó al primer ministro italiano Silvio Berlusconi para que sea el Fondo Monetario Internacional quien controle la aplicación del “paquete” en Italia.
Todo este melodrama en varios episodios nos está mostrando que:
1) Hoy está a plena luz del día que los estamentos políticos de los países centrales están absolutamente a la orden de los intereses del gran capital, quien maneja completamente el mundo. En Europa –mostrado ahora con claridad por estos episodios– sus “lideres” toman las decisiones políticas para proteger el dinero de los grandes bancos y las corporaciones, y en los Estados Unidos el gobierno de Barak Obama ha demostrado y sigue demostrando como es un “prisionero” no solamente de los intereses de Wall Street, sino de su complejo militar–industrial, y cuyas decisiones políticas (incluso las de ir a la guerra) responden siempre directamente a las necesidades de ganancia y lucro de ambos sectores. Estos sucesos también demuestran cuan rápidamente actúan estos poderes, al impedir que Grecia se atreva a tomar el “mal ejemplo” de Islandia, donde a través de dos referéndum su pueblo decidió no a cargar con el peso de la deuda que el Estado tiene con los bancos europeos, y como el ejercicio de esa voluntad popular, a pesar de todas las protestas y resistencias de la Unión Europea, no sólo tumbó al gobierno y cambió la orientación político-económica del país, sino que ha permitido que empiece a recuperarse económicamente. El temor de los poderes establecidos es que se produzca un “efecto dominó islandés” que se difunda entre los países europeos más golpeados por la crisis (ahora es Grecia, pero Italia, España y Portugal están al borde del colapso) y que los pueblos puedan decidir que no van a pagar con su sacrificio las deudas que los Estados tienen con los grandes bancos, y ese temor ha provocado esta violenta reacción que mató rápidamente la posibilidad del referéndum griego.
2) El panorama también muestra la estrepitosa caída del mito de la “democracia representativa”, cuando los gobiernos europeos están cada vez más lejos de sus ciudadanos y cuando toman decisiones que afectan profundamente sus vidas y no están en absoluto dispuestos a tener en cuenta su opinión. Es algo más que paternalismo, son directamente conducciones autoritarias, encubiertas bajo una supuesta estructura democrática, que en los hechos son lo que un filósofo uruguayo llama las “dictablandas”.
3) Se muestra además el fracaso estrepitoso de las socialdemocracias, quienes diciéndose de centro–izquierda se han comportado como derechas, al imponer a sus pueblos los terribles paquetes neoliberales. Es que ya desde hace mucho tiempo (posiblemente desde los años 20 del siglo pasado, cuando fueron por primera vez gobierno en Francia), las socialdemocracias han caído en la trampa del sistema. Al ser parte integrante del mismo, no les queda más remedio que desaparecer de su acción todo tipo de intención de cambio, y diciéndose “socialistas” repiten el juego de los poderosos (y hasta les están sirviendo hoy de chivos expiatorios).
4) Este fracaso en Europa está llevando a que las derechas logren ir tomando el control de los Estados a partir de la decepción de los ciudadanos en las socialdemocracias. Así, es muy probable que en España gane (hasta hoy es lo que dicen las encuestas) el PP (Partido Popular); que si en Grecia se va a elecciones –que es lo que trata de evitar Papandreu– lo más probable sea una victoria de la derecha a través del partido Nueva Democracia y en Italia ya Berlusconi no finge ser un moderado sino que representa una derecha desnuda. Las máscaras siguen cayendo, nadie más adecuado para seguir en esa dirección que las propias derechas.
5) En definitiva todos estos son síntomas de la huída hacia delante del poder establecido, que sólo puede proponer más de lo mismo, sin percatarse que esto ha sido el origen de su crisis. Mientras tanto los movimientos populares de resistencia siguen enfrentando a los poderes establecidos. Aunque Papandreu logre un gobierno de unidad nacional con los partidos políticos, no creemos que eso evite la sistemática y creciente protesta en las calles. En España los “indignados” siguen manifestando, a pesar de ser reprimidos por el gobierno de Zapatero, y a través de toda la Europa donde está desapareciendo rápidamente el Estado de bienestar ahogado por la crisis, las protestas siguen surgiendo (como en Inglaterra por ejemplo donde son salvajemente reprimidas) considerando además que países como Italia son prácticamente bombas de tiempo prontas a estallar, cuando el peso de la deuda afecte la vida de su pueblo.
Mientras tanto la espiral crítica sigue profundizándose, a pesar de las optimistas declaraciones del G20 y de un camino al infierno empedrado de buenas intenciones, todo parece indicar que la incapacidad del sistema para trascender sus formas establecidas, solamente echa más leña al fuego. Todas las medidas que se toman no hacen más que empeorar las cosas. Las cifras son claras, las economías de los países centrales van hacia el colapso (mientras las ganancias de bancos y corporaciones siguen creciendo). La pregunta es ¿Qué sucederá cuando colapsen los estados nacionales de las grandes potencias o se derrumbe el sistema económico internacional?
Menos mal que en nuestra Latinoamérica las cosas parecen tomar otro rumbo, y a pesar de los compromisos con el sistema central, las voluntades políticas y económicas nos están llevando a elaborar una agenda propia para el futuro inmediato. Esperemos que de esa forma con nuestros propios esfuerzos podamos constituirnos en una respuesta a la crisis general (o por lo menos logremos sobrevivirla).
miguelguaglianone@gmail.com

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