jueves, 26 de enero de 2012

Nicaragua: 22 de enero sangriento y asesinato de Pedro J. Chamorro

Pablo Emiliano Barreto Pérz

Recuerdos de algunos crímenes de la dictadura somosista
22 de enero sangriento y asesinato de Pedro J. Chamorro C.*¿Cuántos fueron realmente los asesinados por la guardia somocista genocida aquel 22 de enero de 1967?*
¿Pedro Joaquín Chamorro se acercaba al FSLN?*La sangre del doctor Chamorro salpicó a todo el país, y el incendio volcánico popular, con armas en las manos, aceleró la demolición de la dictadura terrorista, mortal y sangrienta que jefeaban Somoza Debayle, la Guardia Nacional y el gobierno genocida de Estados Unidos
La felonía o traición y los planes tenebrosos de utilizar al pueblo humilde como carne de cañón en los planes oligárquicos y dictatoriales, dejó un saldo de varios centenares de muertos en la Avenida Roosevelt (o Central) el 22 de enero de 1967.
Con esta masacre genocida llegó a su fin el caudillismo conservador de Fernando Agüero Rocha, quien como la espuma había subido a las nubes oscurantistas y retrógradas de la oligarquía, de donde bajó ese 22 de enero para convertirse en otro de los numerosos traidores de las filas de los partidos Liberal y Conservador, desde la llegada de los filibusteros yanquis en 1852 y del “Pacto del Espino Negro”, en Tipitapa, en 1927.
Agüero Rocha y demás dirigentes de la Unión Nacional Opositora (UNO) convocaron a una actividad política partidaria masiva a la Plaza de la República, y luego lanzaron a la gente convocada (la inmensa mayoría pobres de la Ciudad y del Campo) sobre la Avenida Roosevelt, rumbo a la Loma de Tiscapa (donde estaba ubicada la tenebrosa Casa Presidencial de la “Estirpe Sangrienta: los Somoza”), porque supuestamente ya estaba “arreglado” entre el Estado Mayor de la Guardia Nacional genocida y la Embajada gringa un “golpe de Estado” a Anastasio Somoza Debayle y a su Guardia Nacional genocida o ejército interventor permanente, organizado por el gobierno criminal de Estados Unidos.

Agüero Rocha y demás dirigentes de la Unión Nacional Opositora (UNO) convocaron a una actividad política partidaria masiva a la Plaza de la República, y luego lanzaron a la gente convocada (la inmensa mayoría pobres de la Ciudad y del Campo) sobre la Avenida Roosevelt, rumbo a la Loma de Tiscapa (donde estaba ubicada la tenebrosa Casa Presidencial de la “Estirpe Sangrienta: los Somoza”), porque supuestamente ya estaba “arreglado” entre el Estado Mayor de la Guardia Nacional genocida y la Embajada gringa un “golpe de Estado” a Anastasio Somoza Debayle y a su Guardia Nacional genocida o ejército interventor permanente, organizado por el gobierno criminal de Estados Unidos.
Eso era lo que en supuesto “secreto” manejaban Agüero Rocha y su pandilla de traidores. A la gente se le había dicho que Somoza Debayle debía irse del poder y por ese motivo debían presionar con hacia la Loma de Tiscapa, con una manifestación masiva.

Pero en realidad lo que recibieron fue un diluvio de tiros desde el lado Sur, donde estaban ubicados el Estado Mayor de la Guardia Nacional, la Academia Militar, las cárceles de El Hormiguero, la Explanada de Tiscapa o sede de las oficinas principales de la guardia genocida y la Casa Presidencial o nido de mazmorras especiales para torturar y matar gente por parte de la tiranía opresora-terrorista del somocismo genocida.
Por un supuesto incidente o pleito entre participantes en la manifestación con el teniente G.N. Sixto Pineda, quien lanzaba agua con una manguera de una pipa hacia los manifestantes, se inició el tiroteo desde los sitios antes mencionados, quedando un río de sangre y centenares cadáveres sobre el pavimento de la Avenida Roosevelt, las cárceles llenas con unos tres mil de presos, mientras Agüero Rocha y otros traidores, corresponsables de la masacre, se refugiaban en el llamado “Gran Hotel”, ubicado en el costado Oeste del Palacio Nacional.
Hasta ese “Gran Hotel” llegó el coronel genocida Iván Alegret, con una tanqueta y cañones, para cañonear desde la misma Avenida Roossevelt a los que allí estaban refugiados.

Fue necesaria la intervención de la Embajada Norteamericana para rescatar a los que se habían refugiados en el “Gran Hotel”, la mayoría relacionados con terratenientes-latifundistas, oligarcas y, por supuesto, los que planificaron la manifestación “agüerista” masacrada por la guardia genocida.
La Guardia Nacional (o ejército interventor yanqui permanente en Nicaragua) desalojó la Avenida Roosevelt esa misma noche del 22 de enero. Echaron los centenares de cadáveres (o muertos en esa Avenida Roosevelt) en camiones del Distrito Nacional y del Departamento de Carreteras, lavaron los ríos de sangre con agua lanzada con mangueras potentes como las de los bomberos, para borrar las huellas de ese nuevo genocidio planificado y ejecutado por la tiranía genocida del somocismo y los oligarcas conservadores, jefeados por Fernando Agüero Rocha.
Hasta ese “Gran Hotel” llegó el coronel genocida Iván Alegret, con una tanqueta y cañones, para cañonear desde la misma Avenida Roossevelt a los que allí estaban refugiados
Nunca se supo, oficialmente, cuántos muertos fueron. Unos dicen que fueron 400 y otros que los asesinados fueron mucho más. Tal vez mil. Se dijo que .la Guardia Nacional genocida, engendro mortal del gobierno genocida de Estados Unidos, fue a echar los cadáveres en una zanja o fosa común en un sitio de la Carretera a Masaya, cerca del Zoológico Nacional.

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https://docs.google.com/document/d/1w3QzT-QB0UW5oUyoH7oV7MpysCGRUQs51gml4PO7H5M/edit#

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